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Wednesday 1 April 2009

Pesaj - La tradicion

La tradición - Jana Nudel
Cuando éramos chicos, sentados a la mesa de la cena del viernes, mi mamá prendía las velas a la hora que señalaba el almanaque judío o el idishe tzaitung; después mi papá o mi tío leían las plegarias.
Durante aquellos años, cuando aun no lo llamaba Cabalat Shabat, me producía la extrañeza propia de una interrupción que se producía ese día de la semana y a esa hora, cuando nuestras vidas se hacían semejantes a las de otros, que compartían el mismo ritual y se discriminaban de las de muchos otros, para los cuales era una cena mas.
Era una noche particular por lo contradictoria. Todos nos vestíamos de fiesta. Debíamos estar a horario. A medida que nos íbamos sentando, el clima se tensaba frente a la mesa preparada, como era de esperar en una familia religiosa. Sentía más miedo que placer.
Eramos ocho personas sentadas a la mesa en esa noche considerada sagrada.
Mi mamá o mi tío, nunca mi papá, se encargaban al final de contarnos historias, cerrando ese espacio sagrado. Cuando conocí la expresión Cabalat Shabat, cambiaron el lugar, la gente, la comida, las velas y las palabras. No era mi mamá la que prendía las velas.
Hace un tiempo, cuando organicé un seminario sobre el tema:
"Ser judío en la Argentina hoy", me llamó la atención que entre los conferencistas fuese una mujer la única que encaró el tema de la transmisión.
Durante la lectura de este trabajo prevalecieron los personajes femeninos al tratar ese mismo tema. Probablemente exista alguna relación particular entre la transmisión y las mujeres. Los hombres están ocupados en proteger a la familia y en sustentaría económicamente. Las mujeres laicas cumplen más una función generadora, mientras las mujeres ortodoxas cumplen una función
más reproductora.
No puedo ser riguroso ni lo intento. Sólo opino que en las familias ortodoxas los hombres son los que transmiten, y aunque la Halajá reconoce únicamente como judío al hijo de madre judía, es en el laicismo donde la mujer cumple la función de transmitir.
¿Qué significa transmitir el judaísmo? Transmitir es pasar un mensaje. Trasciende la relación entre padres e hijos. Es la búsqueda de un discurso actualizado que permite al judaísmo seguir sosteniendo su propia concepción.
Entre los ortodoxos es una manera de vivir que incluye un ritual. La fuente de la pregunta y de la respuesta es la misma, la Torá.
No se trata de cuestionar sino de saber. No se trata de preguntarse sino de preguntar todo aquello que tenga respuesta. No existe pregunta sin respuesta. Una pregunta sin respuesta, es una pregunta que no puede ser formulada. Entre quienes siguen la ley, viven con ella y en ella.
En el laicismo es distinto. Con límites menos precisos, trata de generar en el otro el deseo de pertenecer a un pueblo, preguntándose siempre acerca del significado de esa pertenencia. Responde a un discurso ético, filosófico, cultural y menos vivencial.
Es más combativa y creativa. La transmisión es más acto. Casamiento con Otro judío. Pasar Iom Kipur a saludar a la familia.
Hacer el Bar o el Bat Mitzvá. La circuncisión.
Está atravesada de una manera sensible por lo que sucede alrededor.
Adopta una actitud critica y un tanto desesperanzada con respecto a Israel y a la comunidad judía. Es menos ritualista que la ortodoxa y más afectada por las circunstancias del mundo en el que vive.



Hay grupos familiares para los cuales el tema judío no es un tema cotidiano. Hay otros grupos que mandan a sus hijos a escuelas judías. Otros, que además de mandarlos a escuelas judías y de estar ocupados en la consolidación del espacio profesional (con
preferencia en marcos no judíos), el tema judío está presente en las discusiones, conversaciones, debates sobre los problemas actuales del judaísmo, con textos de los reconocidos como sagrados y otros que indagan sobre la universalidad de la ética judía, que
es, a mi criterio, la forma más auténtica de transmisión en el marco de la familia primaria y con la familia ampliada, que es la que uno va creando en la vida y con la que realmente la atraviesa. La conversación o el debate por su carácter intercambiable y por momentos
pasional, es lo que podría llenar el vacío que dejó el relato.
Creo que la posibilidad más real de la familia laica no está sostenida en el relato sino en la conversación, sumada a las reuniones
en días festivos y a las fiestas donde participan compañeros de la escuela.
Acepta algunas formas del ritual adaptadas a su manera de pensar. La sacralización está presente en todas las familias, ya sea de una profesión, de una manera de concebir la vida, de un proyecto económico, social, político o cultural.

Yo tengo una relación entrañable con mi condición de judío y me siento laico. Ser judío laico significa para mi encontrar mis propias respuestas a las preguntas que me hago y permitir que me sur jan preguntas nuevas.
Ser laico es no ser autoritario y es vivir en nombre de la justicia y de la libertad. Es aprender y enseñar. Es aceptar la existencia de verdades múltiples.
No es que esté orgulloso de ser laico. Simplemente lo soy.
Sé que vivimos interpretando nuestras raíces y que no nos resulta fácil encontrar un lenguaje para relatarlo.
También es cierto que los problemas que nos plantea nuestra manera de vivir, no pasan sólo por indagar nuestras raíces, sino por el conflicto que nos genera su articulación con nuestro presente.
Esta dificultad nos vuelve sujetos de la realidad. Somos los que intentamos producir los cambios. Los que intentamos hacer de
una vida, varias. Los que preferimos vivir la vida como cuentos cortos, en el que alguno puede prolongarse en el tiempo, en lugar de vivirla como una novela, en la que uno está atrapado, pero debe seguirla.
Estamos sometidos a la obsesión de hacer alguna vez de la duda una certeza, que seguramente de producirse, estará acompañada por un: ¿será verdad?

Dr. Janan Nudel

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