La Historia de los judíos
etíopes
(Español)
Organizacion Ilana Kreimer y Jayme Fucs Bar
PARTE I: INTRODUCCION
Conociendo Etiopía
(Fuente: http://www.eurosur.org/)
Etiopía Yaitopya
Población: 61.095.000 (1999)Superficie: 1.104.300 km2Capital: Adis-AbebaMoneda: Birr etíopeIdioma: Amárico
La geografíaPaís montañoso, sin salida al mar, con alturas de más de 4.000 m, está aislado de las regiones vecinas por su relieve. Tres zonas de vegetación se despliegan en las mesetas y montañas: las mesetas altas, con más de 2.500 m tienen clima lluvioso y fresco. En la Dega, donde se cultivan cereales y se cría ganado bovino. En los valles profundos que atraviesam las mesetas se encuentran tierras calurosas y lluviosas con selvas: la Kolla (hasta 1.500 m). Las mesetas medias (1.500-2.500 m), con clima menos lluvioso y menos caluroso, constituyen la parte más poblada del país, con cultivos de café y algodón. Al este, la meseta desértica de Ogadén está habitada por pastores nómades originarios de Somalía. Muchas regiones, antes ricas en vegetación, son actualmente desierto y rocas. La desertificación y la erosión están aumentando en la última década, y son el principal problema del medio ambiente.
La sociedad
Pueblo:
Los etíopes pertenecen a más de 90 etnias, de las cuales apenas siete cuentan con más de un millón de personas. Los oromos son un tercio de la población, los amharas aproximadamente un cuarto, los tigre un décimo. Están también los guraguis, somalíes, sidamas y wolaitas. Actualmente son 22 las minorías reconocidas.
Religión: la Iglesia Católica Ortodoxa etíope es la mayoritaria entre los amharas y los tigre. La mayoría de los somalíes, afares y aderis son musulmanes. También se practican religiones tradicionales africanas.
Idiomas: hay cuatro grandes familias lingüísticas: semitas (amharas), kujitas (oromos, somalíes, afares), omóticos y nilo-saharianos. El amárico es el idioma oficial, entre las 80 lenguas que se registran.
El EstadoNombre oficial: República Democrática Federal de Etiopía.División administrativa: 9 regiones basadas en criterios étnicos. Capital: Adis-Abeba, 2:209.000 hab. (1995).
Historia
El término “etíope” (cara quemada, en griego) se aplicaba en la antigüedad a todos los africanos. El otro nombre del país, Abisinia, parece derivar del árabe habbashat, que designa una de las etnias del Yemen que emigró a Africa alrededor del año 2000 aec.
Axum, al norte de la actual Etiopía, alcanzó su apogeo en el inicio de la era cristiana, siendo el centro del tráfico entre el valle del alto Nilo (Nahr-an-Nil) y los puertos del Mar Rojo que comerciaban con Arabia y la India. Estado próspero y rico, llegó a dominar el actual Yemen, pero sufrió una crisis en el siglo VII, debido a que los circuitos comerciales se modificaron con la unificación y expansión de los árabes y la subsecuente conquista de Egipto.
La conversión al cristianismo de la clase dirigente etíope, en el siglo IV, fue un factor adicional de aislamiento. La posterior expansión al sur, la hipertrofia del clero y la decadencia comercial, produjeron un proceso de feudalización semejante al del occidente europeo. A partir del siglo XVI, un tercio de la tierra pertenecía al “rey de reyes”, otro tercio a los monasterios y el resto se dividía entre la nobleza y la población en general.
La sublevación de la población musulmana de la costa del Mar Rojo, que había desarrollado una economía mercantil de gran vitalidad, llevó a los etíopes a renovar sus contactos con Europa para pedir ayuda. El socorro demoró casi un siglo en llegar, pero fue efectivo: la flota portuguesa tuvo un papel decisivo en la destrucción del sultanato de Adal.
La atención prestada por los emperadores al litoral durante un siglo y medio, creó la oportunidad para que los gallas penetrasen desde el oeste gradualmente, hasta llegar a convertirse en el elemento mayoritario de la población.
Esta situación se mantuvo hasta 1889, cuando Menelik II subió al trono: designado heredero en 1869, tuvo 20 años para preparar un ejército con ayuda inglesa e italiana y organizar la administración de su feudo personal, el reino de Shoa. Tal eficiencia fue providencial, porque en 1895 sus ex aliados italianos invadieron el país alegando el no cumplimiento de compromisos previos. En la batalla decisiva, en Adua, en 1896, murieron 4.000 de los 10.000 soldados italianos: fue la mayor derrota sufrida por europeos en Africa hasta la guerra de Argelia.
A pesar de ello, Italia obtuvo, a través de negociaciones diplomáticas, dos territorios que Etiopía de hecho no controlaba: Eritrea y el sur de la costa somalí. En 1906, las potencias reconocieron la independencia y la integridad territorial del país, a cambio de ventajas económicas en Abisinia.
Este acuerdo salvó al país del colonialismo directo hasta 1936, cuando el dictador Benito Mussolini invadió Etiopía aprovechando la lucha interna entre los candidatos a la sucesión de Menelik. El heredero del trono, Haile Selassie, pidió ayuda a la Sociedad de las Naciones, pero no consiguió acuerdos concretos.
En 5 años de ocupación, Italia montó varias industrias de transformación, así como plantaciones de café, e implantó un sistema de discriminación racial semejante al Apartheid sudafricano.
Los etíopes reconquistaron la independencia en 1948 de manos del Reino Unido, que había asumido el control del país después de la caída de Mussolini. Haile Selassie volvió al trono, pero halló una nación sumida en una crisis sin precedentes. La estructura productiva estaba desorganizada; los movimientos nacionalistas que habían luchado contra el invasor no aceptaban el retorno a una situación feudal, y la miseria en el interior se había agravado.
El emperador denunció el colonialismo, apoyó el Movimiento de Países No Alineados y la Oranización de la Unión Africana, cuya sede se instaló en Adis Abeba, al mismo tiempo que mantuvo estrechos vínculos con Israel. Con Selassie se desarrolló una burocracia estatal, un sistema educativo inspirado en el de los Estados Unidos y el mayor ejército del Africa subsahariano.
La estructura agraria cambió poco: los señores feudales y la Iglesia Ortodoxa controlaban el 80% de las tierras fértiles del país. Las plantaciones para la exportación (algodón, azúcar) comenzaron a crecer a partir de los años ’50, mientras que el principal producto, el café, era cultivado por pequeños agricultores. Selassie fue depuesto en 1974, luego de una serie de huelgas, manifestaciones estudiantiles y protestas generalizadas contra el absolutismo y la falta de alimentos.
Un Comité Coordinador de las Fuerzas Armadas, Dergue (comité en amárico), encabezado por el general Aman Andom, abolió la monarquía y proclamó la república. La Constitución fue suspendida y el parlamento disuelto. Después de sucesivas crisis internas, en diciembre de 1977 asumió el poder el coronel Mengistu Haile Mariam, que consiguió consolidar el Dergue y poner fin a la lucha interna en las Fuerzas Armadas.
El gobierno militar nacionalizó los bancos, los seguros y las grandes industrias de capital extranjero, y cerró las bases militares norteamericanas. La clave de la “revolución nacional democrática” fue la estatización del suelo y del subsuelo, que puso fin al poder de los propietarios de las tierras. El “socialismo científico” fue adoptado como ideología oficial en junio de 1976. La oposición fue aplastada mediante el “terror rojo” entre 1977 y 1978, período en el cual fueron ejecutadas de modo sumario millares de personas.
Ante la tentativa somalí de anexar el Ogadén, la URSS rompió los acuerdos militares con el presidente somalí Siad Barre. El apoyo soviético y cubano a Etiopía fue decisivo para la derrota de las tropas somalíes, en una moderna guerra de blindados. En tanto, una guerrilla de base campesina comenzaba en la región de Tigray.
En 1984 el país comenzó a sufrir los efectos de un período de sequía que se prolongaba desde 1982 y que provocó miles de muertes por hambre y desnutrición. Doce provincias fueron afectadas por la sequía que mató a más de 500 mil campesinos y amenazó la supervivencia de 5 millones más.
Ese mismo año se realizó el congreso fundacional del Partido de los Trabajadores de Etiopía (PWE), que aprobó el programa de transformación del país en un estado socialista.
El 12 de septiembre, el Parlamento (Shengo) proclamó la República Popular Democrática y nombró a Mengistu como jefe de Estado. Los separatistas pasaron a actuar tanto en las provincias de Eritrea y Tigray como en Wollo, Gondar y en Oromo, en el sur.
La actividad militar rebelde impuso nuevas y pesadas reducciones en el ejército etíope, y el comando intentó un golpe de estado en 1989. Mengistu volvió rápidamente al país desde Alemania Oriental y abortó la tentativa.
En septiembre de 1989 los últimos soldados cubanos se retiraron de Etiopía, a pedido del gobierno, que en abril de 1988 había firmado la paz con Somalía.
Etiopía se acercó a Israel, país con el cual había roto relaciones después de la guerra de 1973. Mengistu estaba interesado en la ayuda militar israelí y en la emigración de 17 mil judíos etíopes. La situación de millones de habitantes se agravó en Eritrea y Tigray, donde la sequía redujo la cosecha de granos en casi un 80%.
En marzo de 1990 la ex-URSS retiró sus asesores militares de Eritrea. En mayo de 1991, Mengistu Mariam huyó de manera sorpresiva e inesperada del país. El gobierno quedó a cargo del vice presidente, Tesfaye Gabre Kidane, considerado un “moderado”, que instituyó un gobierno de transición negociando un cese el fuego con los rebeldes eritreos.
El gobierno de Kidane participó de un diálogo de paz celebrado en Londres, presidido por los Estados Unidos, con la participación de los más importantes grupos rebeldes, para llegar a un acuerdo que impediría la guerra civil. Kidane renunció a fines de mayo. Meles Zenawi asumió el cargo de presidente interino hasta la realización de una conferenca multi-partidaria y prometió poner fin a la guerra civil y sacar al país del hambre. Tres meses después, al reabrir el Parlamento y promulgar una nueva Constitución, Meles se comprometió a realizar elecciones en un plazo de un año.
En mayo de 1994, el Consejo de Representantes, un organismo transitorio de 87 miembros, aprobó el proyecto de Constitución que creaba la República Democrática Federal de Etiopía. El proyecto se basaba en la doctrina del “federalismo étnico”, que rompía con la anterior visión oficial unitaria del país. Según el texto aprobado, la “soberanía reside en las naciones, nacionalidades y pueblos de Etiopía” y no en el pueblo en su conjunto.
En mayo y junio de 1995, tuvieron lugar las elecciones parlamentarias, que fueron boicoteadas por la mayoría de los partidos opositores. La nueva república federal quedó establecida oficialmente en agosto, al asumir la presidencia Negasso Gidada, un oromo cristiano. El ex presidente Meles Zenawi asumió el cargo de primer ministro y los 17 miembros del gobierno fueron cuidadosamente seleccionados de modo que reflejaran “el equilibrio étnico” del país.
En 1996 fue abortado un intento de asesinato contra Mengistu. Gran parte de sus antiguos colaboradores continuaban en prisión. El Banco Mundial anunció un importante recorte en la deuda etíope. Amnistía Internacional reiteró en 1997 el pedido de liberación de opositores y exigió el fin de los arrestos arbitrarios, las torturas y la desaparición de personas.
A principios de 1998, la escasez de alimentos amenazaba a millones de etíopes. El acceso a productos de primera necesidad se hizo cada vez más difícil para los sectores más modestos de la sociedad, como consecuencia de aumentos de precios decretados por el gobierno.
Los combates con Eritrea se reiniciaron en febrero de 1999, en una disputa fronteriza que en mayo de 1998 ocasionó la muerte de 1.000 personas. Tropas de Etiopía fuertemente armadas entraron a Eritrea en mayo del 2000, capturando 300 prisioneros. Como en 1998, el Consejo de Seguridad de la ONU lanzó un ultimátum de 3 días para cesar los enfrentamientos. El ultimátum no fue acatado por las partes y el conflicto continuó.
1. La historia de los judíos etíopes
(Fuente: www.snunitk12.il/seder/ethiopia)
Diferentes versiones se han dado como respuesta a la pregunta de “¿Quiénes son los judíos etíopes?” Una de ellas afirma que se trata de los descendientes de la tribu israelita de Dan, una de las diez tribus del Reino de Israel, que fuera destruido en el año 719 aec. De acuerdo con otra versión, serían los descendientes de inmigranes judíos de Egipto y del Yemen. También existen otras versiones, menos probables, según las cuales los judíos etíopes descenderían de una tribu africana que se convirtió en el siglo XV, o que serían descendientes del rey Salomón y de la reina de Saba.
En cuanto a la pregunta de cuándo llegaron a Etiopía, también aquí hallamos diferentes respuestas, que refieren a fechas y acontecimientos diferentes: la salida de Egipto, el período del Primer Templo, la época de la separación entre los dos reinos hebreos, el período del Segundo Templo, el siglo VI aec, con la guerra entre Yemen y Etiopía, cuando los judíos yemenitas fueron tomados prisioneros en Etiopía, e incluso en el siglo XV, cuando, de acuerdo con la versión, los judíos se habrían convertido.
Actualmente es aceptada la versión de que los judíos de Etiopía son descendientes de la tribu de Dan, y que con el correr del tiempo otros se fueron agregando a ella. De acuerdo con el Rabino Menajem Waldman, quien investigó los orígenes de los etíopes, “es posible admitir que los judíos hubieran llegado a Etiopía ya en la época del Primer Templo, y que otra ola hubiera llegado con la destrucción del Segundo Templo vía Egipto, a través del Nilo. Es posible que conversos y otros judíos provenientes del Yemen hubieran aumentado y fortalecido la comunidad ya existente e influyente en las regiones alrededor del lago Tana.
Muy poco se sabe de la comunidad judía etíope hasta el siglo XIV, pero tres personalidades se consolidaron en la tradición:
1. Eldad Hadani: fue un viajero judío que, al parecer, visitó comunidades judías en Africa y Asia llevando historias de judíos de España y del norte de Africa a los judíos de Babilonia. Hadani cuenta sobre la tribu de Dan, que descendió por Egipto en la época de la división de los reinos, es decir en el año 859 aec. Es importante subrayar que los investigadores contemporáneos dudan de esta versión tan antigua.
2. Yehudit: una antigua tradición etíope cuenta sobre una reina de origen judío llamada Yehudit, que lideró el levantamiento de los judíos y de otras tribus del sur de Etiopía contra la dinastía que gobernaba en esa época.
3. Praster John: rey etíope católico que en sus cartas fechadas en el siglo XII registra la presencia judía en su reino.
Desde el siglo XIV hasta el XVII, fue la época de las guerras entre los judíos, denominados “Beita Israel” (Beit Israel), y los católicos. Fueron guerras por tierras, pero también de corte religioso. “Beita Israel” luchó contra la imposición de la religión católica, y tal lucha los perjudicó física y económicamente. El rey Isjak, figura notoria de esta época, derrotó a sus opositores y obligó a los judíos a convertirse al cristianismo, bajo amenaza de perder sus tierras: “Quien se convierta al cristianismo podrá heredar las tierras de su padre. Quien así no lo hiciere, será Falashi”. Hasta hace poco tiempo a los judíos etíopes se los llamaba “falashas”, pero ellos rechazaban esta denominación por su contenido despreciativo.
Otra figura importante en esta misma época fue el monje Cozmus. El fenómeno de haber monjes en el judaísmo es único y privativo del judaísmo etíope, y a través de la historia ellos fueron los responsables por la conservación del judaísmo en la lucha frente a los innumerables intentos de conversión al cristianismo. El monje Cozmus copió escritos judaicos y la Torá, y lideró la resistencia frente a los católicos.
1632-1769: Epoca denominada “la Edad de Gondar”, pues en la ciudad de Gondar y sus alrededores se hallaban la mayoría de los judíos etíopes. Esta comunidad sufrió cambios económicos que posibilitaron su supervivencia. Los judíos eran entonces conocidos como buenos constructores y carpinteros, y trabajaban en la construcción de edificios públicos y palacios. De esta manera consiguieron prestigio y tierras.
1769-1855: período de los príncipes, época caracterizada por la inestabilidad política y la decadencia económica. Las construcciones fueron interrumpidas y los judíos se convirtieron en desocupados, viéndose obligados a desempeñarse en oficios mal vistos, como trabajar con hierro y con barro. Fueron despojados de sus títulos nobiliarios y los gobernantes locales se apoderaron de sus tierras. Estos años se caracterizan por problemas religiosos y nuevamente fueron los monjes los que fortalecieron y conservaron la tradición judía en la comunidad. En el siglo XIX llega a Etiopía la “Compañía londinense de propagación del cristianismo entre los judíos”, cuyo claro objetivo era el de convertir a la comunidad judía al cristianismo. Algunos miembros de la comunidad se convirtieron y se dedicaron a la conversión de otros. Con el tiempo se instauró en la comunidad un conflicto entre los convertidos y aquellos que conservaron su judaísmo. Este conflicto sacudió las estructuras comunitarias y el liderazgo religioso.
1862: Abba Mahari, junto con otros 70.000 judíos etíopes, comenzaron su expedición hacia Jerusalem a través del Río Colorado. Esta fue una consecuencia de la lucha contra la conversión al catolicismo y como prueba de fidelidad a Sión. Millares de personas murieron en el primer intento de aliá a Israel.
1867: Se renovó el contacto entre judíos etíopes y judíos del mundo. Un investigador judío de París, Yossef Halevi, visitó las comunidades judías en Etiopía y a su regreso publicó un libro titulado “Kol Koré”, pidiendo que los judíos europeos salvaran al judaísmo etíope. Este mismo investigador pidió a una institución llamada “Kol Israel Javerim” (KIAJ) que fundara escuelas judías en Etiopía, pero su pedido no fue aceptado.
1904: Yacov Faitlovitz, uno de los alumnos de Yossef Halevi, fue enviado por el Barón de Rotschild y la KIAJ. Faitlovitz, denominado “El padre de los falashas”, trajo consigo a Europa a dos jóvenes etíopes con el objeto de educarlos dentro de las tradiciones judaicas para que, a su retorno, pudiesen educar a toda la comunidad. Faitlovitz hizo mucho por los judíos etíopes y fundó una escuela judía para “Beit Israel” en Adis Abeba, capital de Etiopía.
1923: Tamarat Emanuel, uno de los jóvenes traídos a Europa por Faitlovitz, volvió a Etiopía después de años de estudio y dirigió una escuela de capacitación de docentes para niños. Este fue muy activo en la comunidad, y trabajó mucho junto a Haile Selassie en favor de los judíos.
1936-1941: En estos años el ejército italiano conquistó Etiopía, y dispensó un mal trato a los judíos. Selassie huyó del país, pasando un tiempo en Jerusalem.
1941-1973: Los años que siguieron al dominio italiano trajeron consigo una mejora en las condiciones de vida de “Beita Israel”. Selassie regresó al gobierno. En los años ’50 y ’60 Etiopía mantuvo relaciones diplomáticas con Israel, las que fueron interrumpidas luego de la Guerra de Iom Kipur en 1973.
1974: Se produce un golpe marxista en Etiopía encabezado por Mengistu. 2.500 judíos fueron muertos y 7.000 perdieron sus hogares y sus propiedades. Centenas de millares de campesinos etíopes fueron enviados a los campos colectivos regidos por los ideales marxistas-leninistas. Al mismo tiempo, etíopes gentiles se establecieron en aldeas de “Beita Israel”, lo que aumentó el odio y las agresiones contra los judíos.
1977: Menajem Beguin fue electo Primer Ministro, y una de sus acciones de gobierno fue una operación para salvar a los judíos etíopes. Con el aval rabínico del rabino Ovadia Iosef, que reconoció su carácter judío y el peligro que estaban atravesando, Beguin ordenó a las fuerzas israelíes traer a los judíos etíopes a Israel.
Años ’80: La situación de los judíos etíopes no hacía más que empeorar. A los “Beita Israel” se les prohibió cumplir las mitzvot y estudiar hebreo. Líderes comunitarios fueron detenidos bajo acusaciones de espionaje en favor de los “sionistas”. Los Keissim (los líderes religiosos etíopes) fueron sometidos a estrecha vigilancia. Además, la ley etíope obligó a los niños de 12 años a servir en el ejército, y los niños judíos estaban amenazados de ser separados de sus padres. Los judíos se encontraron forzados entonces a desligarse de su tradición, discriminados por el hecho de ser judíos y bajo riesgo de muerte en las guerras de Etiopía.
En estos años, el hambre provocaba muertes por desnutrición y por enfermedades. Mengistu no tuvo problema en obtener ayuda humanitaria de los países occidentales, entre ellos Israel. Las relaciones entabladas sirvieron de base para una presión internacional sobre Mengistu para que liberara a los judíos y les permitiera inmigrar a Israel. Entre los años 1977 y 1984 hicieron aliá a Israel 8.000 judíos.
1984: “Operación Moisés”. El 18 de noviembre comienza una audaz operación para traer a los judíos etíopes a Israel. En la misma fueron traídos 8.000 judíos. Unos 15.000 más permanecieron en Etiopía, cada uno en una diferente etapa de preparación para la aliá. Algunos ya habían vendido todo lo que poseían, otros se encontraban en camino de hacerlo, ya sea en Etiopía o en Sudán. Atrás quedaron principalmente los más débiles. Muchas familias se separaron, los jóvenes fueron colocados en internados mientras sus padres corrían riesgo de morir aún en Etiopía.
En los años que siguieron se sucedieron varias tentativas secretas para traer a Israel a todos aquellos que permanecían en Etiopía: “Operación Saba”, en la cual fueron traídos más de 1.200 judíos que se habían quedado en los campamentos de Sudán, y la “Operación Josué”, en 1985, en la que 800 judíos fueron trasladados a Israel.
Años ’90: En esta época existió un acuerdo entre Israel y Etiopía por el cual sería permitida la aliá de un pequeño número de judíos con fines de “unificación familiar”, y así, una lenta ola de aliá comenzó a llegar a Israel. En 1991, fuerzas unificadas de Eritrea y Tigray se rebelaron contra el gobierno de Mengistu y a principios de mayo éste se fugó de Etiopía. Los rebeldes dominaron la capital Adis Abeba y por ello, la situación de los judíos en Etiopía adquirió prioridad en Israel.
1991: “Operación Salomón”: en 36 hors fueron traídos a Israel 14.324 judíos.
2. Diccionario Español-Hebreo-Amárico
Español
Hebraico
Amareu
Buen Día
Boker Tov
Dahna Daratshnu
¿Cómo estás?
¿Ma Nishmá?
Dahna Ned (mas.)?
Dahna Nesh (fem.)?
Bien
Tov
Tru
Nada Bien
Lo Tov
Tru Ayidalem
Siéntense, por favor
Shvu Bevakashá
Cutshi Velu
De nada
Al Lo Davar/Ein Bead Má
Minm Adel
Gracias
Todá
Amassagnalahu
¡Suerte!
Behatzlajá
Malkam Adal
Niño
Ieled
Litsh
Niños
Ieladim
Lijotshi
Majar
Majar
Negue
1. Dando cara a los números
Siempre cuando hablamos de la alia etíope, de los judíos etíopes, de las Operaciones Moisés, Sabá, Yoshua y Salomón hablamos de números. 70.000 salieron en 1862 rumbo a Jerusalem atravez del Mar Rojo; 2 fueron traídos por el Prof. Yacov Feitalovitz para estudiar en Israel y volver para Etiopía; durante el golpe marxista 2.500 fueron asesinados y 7.000 quedaron sin casa y sin propiedades; en 1977 en una venta de armas a Mengistu, el mismo avión trajo 200 judíos a Israel; entre los años 1977-1984 8.000 judíos hicieron alia a Israel; la Operación Moisés trajo 8.000 más y otros 15.000 permanecieron en Etiopía; en la Operación Sabá 1.200 judíos más que habían quedado en los campamentos en Sudán; en la Operación Yoshúa en 1985 fueron traídos 800 judíos; en la Operación Salomón, en 36 horas, fueron traídos 14.324 judíos etíopes. Hoy viven en Israel 40.000 judíos etíopes de lo que llamamos “Beit Israel”.
El objetivo de este cuadernillo es dar cara a estos números, dejar que algunos de ellos tornense historias de vida y no apenas un número y que de esta manera podamos conocer más la historia del individuo, de sus sentimentos, sus decepciones y sus expectativas, sus sueños y sus deseos.
Adissu Malaku
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Adissu tiene 45 años, casado con Yabsfer y padre de dos niños: Simon de 8 años y Eliezer de 4 años. Trabaja en el Majon Hatkanim en Tel Aviv en la verificación del suelo y su esposa también . La familia vive en Rishon Letzion.
La figura más israelí a su ver e Itzhak Rabin. Su programa de televisión preferido es “Lagat Baosher” (novela israelí). Lee el diario Iediot Ajronot y tiene en su mesita de luz el libro “Silent Treatment” de Michael Palmar, libro del cual empezó a leer en Etiopía llegando a la página 40, prestó a un amigo que inmigró a los EE.UU. y solamente ahora recibió de vuelta.
“Nosotros no venimos de la selva, pero los israelíes no saben nada sobre Etiopía. Los medios de comunicación no muestran los lindos edificios de Adis Abeba, apenas muestran aldeas y burros. Cuando yo cuento las personas que en Adis Abeba había edificios de 16 pisos, ellos me preguntan, “de que estás hablando?”. Nos menosprecian y eso no es fácil. Es una verdadera guerra. Sobre cada cosa mala por menor que sea se escribe en una hoja entera sobre nuestra cultura no se escribe nada. Nuestra guerra empieza contra la televisión y los diarios.
“El sueño de hacer aliá era el sueño de todos los judíos. Crecí en una aldea cerca de Gondar. Mis padres me contabam cuando yo era niño que Israel era “Eretz Zavat Jalav Udvash” (tierra que fluye leche y miel), que la leche y la miel cae como lluvia. Yo pensaba que en Israel todos eran religiosos. Trate de llegar a Israel por Kenia ya en 1986. Fui atrapado y después no me dejaron salir más. Volví a mi trabajo en la secretaría de habitación. En el momento en que tuve la posibilidad de hacer alia para Israel en la Operación Salomón, la aproveché. No tuve ninguna duda. Pensaba que Jerusalem era un lugar perfecto, un lugar todo de oro, un lugar santo.
“Antes de llegar pensaba que todo iba a ser fácil, pero ni todo fue así. Es necesario tener mucha paciencia, mucha fuerza. No sabía el idioma, no tenía plata. En Etiopía yo si tenía plata y de repente en Israel puse la mano en el bolsillo y no tenía dinero. También no me acostumbré con el falafel. Llegué en Israel con 35 años y todavía soltero. Quería encontrar una esposa. No sabía como hacerlo pero ahí D-os me ayudó. Yabsfer era amiga de un amigo que estudió conmigo en Etiopía. Cuando la encontré en Israel no podía imaginar que ella todavía era soltera. A veces usted se acuerda del lado derecho y encuntra una cosa y otro día se levanta del lado izquierdo y en contra otra cosa.
“Ella llegó en la Operación Moisés. En los primeros años había una diferenciación entre aquellos que llegaron en la Operación Moisés de aquellos que llegaron en la Salomón. Aquellos de la Moisés se sentían antiguos por acá y llamaban aquellos de la Salomón de “Olim Jadashim” (=Nuevos Inmigrantes). Había una sensación de superioridad por parte de ellos. Con el tiempo eso pasó y hoy todos son iguales. Cuando me casé con mi esposa preguntaron a ella: “¿Por qué vos te estás casando con un nuevo inmigrante?”
“La cosa que más me impresionó en Israel fue el hecho de los israelíes me pidieron paciencia cuando ellos propios no la tienen. Es muy diferente de nuestro temperamento. Los israelíes son “cara duras”. Por ejemplo, yo voy para la clínica médica o para otro lugar y me quedó en la cola. De repente llega alguien diciendo que estaba antes mío. Es un cara dura. En Etiopía no hay de eso. Entonces vos intentás explicar que eso no está cierto y el otro intenta explicarte porque eso sí es correcto. Yo no quiero entrar en discusiones entonces abro mano de mi vez.
“Mis hijos vuelven de la escuela israelí con un comportamiento israelí, pero eso no me molesta. Yo quiero que ellos sean como todos los otros niños. En Israel si usted no habla, usted no recibe. Es preferible que mis hijos sean “cara duras” como los israelíes. Eso molesta a mis padres. Ellos no conocen la cultura israelí y no les gusta el comportamiento de los niños, que tiran las cosas y gritan. De cierta manera me gustaría que ellos respetasen los padres y los más grandes. Me gustaría que eso pasase, pero no hay manera.
“Los problemas no se solucionaron en dos días. Llevará 50-60 años. La mancha negra no desaparecerá tan rápido. Hasta mismo los niños de la próxima generación no vivirán acá como iguales. Yo creo que el comportamiento para con los inmigrantes etíopes tiene peorado. En el principio, cuando llegamos, intentaban ayudarnos en cualquier situación. Ahora no existe ese sentimiento y eso me molesta. En el tema de absorción pisotean nuestra comunidad. Tengo una madre enferma con la pierna rota y vive con mi abuela que es ciega. Ellas viven en el cuarto piso y pidieron mudarse para un piso más abajo. Escribí cartas, hablé con Eli Ishai (=ministro del partido Shas) pero nada ayudó. Nuestro problema es la burocracia y el hecho de que no sabemos luchar contra ella.
“En mi estante tengo libros en hebreo, en inglés y en amárico. Siempre veo la televisión israelí, veo deporte israelí. Me gusta quien juega bien. En general no juegan bien entonces yo veo el campeonato inglés, o francés y el español. Los programas en amárico de la televisión israelí solo veo cuando tengo tiempo. La cosa etíope que más quedó en mí es la comida etíope, especialmente en los viernes. Fue eso que quedó: la comida.
“No tengo amigos israelíes. Mi mujer sí. Ella estudió con ellos en la universidad. Los amigos que invitó a mi casa son en la mayoría inmigrantes etíopes. Pero no tengo muchos amigos. És dífícil empezar a hacer amistades en la edad adulta. En mis horas libres veo televisión, escucho música negra y etíope clásica y ayudó a mis hijos con los deberes de la escuela. No conozco escritores israelíes.
“En general estoy feliz que hice alia. Primeramente, este era un sueño de 2.000 años. Cualquiera se queda feliz en realizar un sueño de 2.000 años. Segundo, yo hasta que me organicé rápido. Tercero, toda mi familia esta con salud, todos están bien, y eso también es una felicidad. En un determinado momento me sentí muy israelí: en el asesinato de Rabin. Estaba en mi casa. Era un sábado de noche, veía la manifestación en la plaza Reyes de Israel. Nunca pensé en eso, ni en mí peor pesadilla, que un primer ministro sería asesinado por un judío. Lo que más me chocó fue el hecho de ser un judío que hizo eso. No soy ni de derecha ni de izquierda, pero admiraba a Rabin. Creía que él haría el bien, tenía una esperanza en ese sentido y esa fue arrancada en un segundo, de repente”.
Shlomit Daniel
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Shlomit tiene 24 años, estudiante de educación especial en el College David Ielin, soltera, es la primera oficial del ejército de la Operación Salomón. Ella sirvió el ejército en la Gadná. Hija del medio de una familia con 5 hijos, 4 nenas y 1 nene y trabaja como madrijá de los inmigrantes en el Centro de Absorción en Mevaseret Tzion.
Las figuras más israelíes en su opinión son A. B. Ioshua, Haim Iavin e Ytzhak Shamir. Su programa preferido en la televisión israelí es “Rak BeIsrael” (=programa humorístico). Lee los tres grandes diarios y tiene en su cabecera el libro “El mundo de Sofia”.
“Después de un mes y medio en el Ulpan fue mandada para la Escuela Interna “Kfar Pinas”. Ese es una escuela muy religiosa. Nadie me consultó. La morá del Ulpan intentó explicarme lo que es el Kfar Pinas, pero cuando me dijeron que era un internado religioso no entendí el significado. Fui para allá vistiendo pantalones largos. Nos dijieron para no vestir pantalones y no entendimos cual era la lógica. Pensabamos que no era correcto que nos dijiesen lo que tendríamos que vestir pero aceptamos eso porque nos dijieron que ese era el mejor internado.
“No me adapté al Kfar Pinas. Después que terminamos el Ulpan en el Internado preguntamos lo que pasaría ahora. Y nos dijieron: ‘Ustedes son un proyecto, ustedes deben seguir en este lugar, en una clase separada’. No estuve de acuerdo en quedar en una clase separada. Nos dijieron: es lo que hay! No vamos a sacarte de una clase de etíopes’. En el mismo momento sentí que nos venían como un rebaño de corderos, que no se podía separar, como si no fuésemos individuos. No creo que el motivo para eso era nuestro color. Tal vez era simplemente más fácil para ellos. Poner un niño etíope que no sabe el idioma en una clase normal requiere mucha inversión. Hoy que estoy dentro del sistema se que el dilema es realmente enorme.
“Salí de Kfar Pinas después de 6 meses. Fui para casa. Hice las pruebas para entrar en la Escuela Caduri, cerca de Tiberias, una escuela laica y también para entrar en un colegio religioso también allá. Me aceptaron en los dos. Decidí por el laico. Estudié allá hasta que mís padres se mudarón para Iavne. Tenía entonces 16 años. Ya tenía amigos en la escuela y tuve que dejarlas nuevamente. Ahí ya fue dificil, dejar nuevamente los amigos y también los estudios. Pero en esa época yo tenía un objetivo: no un objetivo social sino un objetivo en los estudios. Tener éxito en los estudios.
“Estudié el científico en la escuela agrícola “Aianot” cerca de Iavne. No habían estudiantes etíopes en mi clase. Me recibieron bien. Yo tenía amigos israelíes. No me sentía “outsider”, me quedaba principalmente en las clases de los inmigrantes de Rusia. Ellos eran muy aplicados en los estudios entonces me llevaba con ellos. Estudié en la Megamá de biología, siempre tuve la curiosidad sobre el cuerpo humano.
“Todo lo que yo sabía sobre Israel eran leyendas. Tenía en mente que Israel era como en el Tanaj, tierra del leche y del miel. Pensé en un otro país. Sabía que Israel era un país desarollado pero pensé que era un país religioso, donde todos cuidaban el Shabat, todos cumplían las mitzvot. Pensé que las personas hablaban la lengua del Tanaj. Cuando yo pienso en eso ahora entiendo que pensé en Israel como un sueño. Algo adentro de una nube. No traje conmigo nada de Etiopía. Lo que quedó fueron los recuerdos grabados en la memoria.
“Cuando aterrizamos en Israel, nos llevaron para una base militar. No tenía idea donde estaba. Solamente me acuerdo que vi soldados que nos dieron agua y comida. De allá nos levaron para el Centro de Absorción Caduri en el norte, cerca de Kfar Tavor. Vivíamos 7 personas en un trailer. No veíamos nada aparte de campos y montañas. Pensábamos que todavía no habíamos llegado a Israel, que estábamos en una frontera con otro país e Israel. Entonces empezamos a preguntar a otras personas cuando llegaríamos a Israel y cuando nos dijieron que ya estábamos en Israel, fue un choque.
“El encuentro con los soldados que nos trajieron a Israel y que cuidaron de nosotros me hizo tener ganas de ser oficial del ejército. Sabía de eso desde el día que entré en el ejército. Creía ser esta una buena manera de integrarme a la sociedad. Creo que la buena voluntad del sistema de me absorver era verdadero. No era cosa de relaciones públicas. La mayor emoción fue la ceremonia de cierre del curso de oficilaes. Mis padres vinieron, mi hermano y mis hermanas también, sentí un orgullo muy grande. Pasaba por mi cabeza en aquel momento que yo había realizado un sueño. Dije para mí misma: conquisté aquello que yo quería, yo puedo avanzar y nada puede detenerme.
“Creo que el lugar que cambié algo fue adelante de los postulantes al servicio de seguridad. No hay dudas que al ver una oficial etíope que explica para candidatos etíopes sobre el ejército eso les da confianza. Ellos pensaron: yo también puedo ser comandante del ejército, lo que nos dicen no es mentira. En esa misma época hubieron casos de soldados etíopes que se suicidaron. La motivación para servir al ejército estaba baja. Yo me acuerdo que andábamos por Israel explicando que no era como aparecía en los diarios. Esos postulantes se molestaban con la discriminación y yo expliqué que sí, había discriminación pero eso en todas partes no solo en el ejército. Si mañana yo voy al médico y piensan que yo vine de una selva, no quiere decir que nunca más iré al médico, no?. Dije que nosotros necesitábamos explicar, probar, luchar. Les dije que sé que hay personas que piensan que un etíope no puede ser oficial y necesitábamos mostrar que eso no es verdad. Hace falta preguntar de donde viene el preconcepto. En una conversación de pocos minutos no se cambia una persona pero puede hacer con que piense dos veces.
“Mi vocación es biología y había un dilema de lo que debo estudiar. Elegí educación especial porque me sentía responsable por los niños etíopes. Necesito trabajar y estudiar al mismo tiempo. Nuestra situación económica empeoró, vinimos para acá sin nada, no tenemos ahorros y sé que debo cuidar de mí misma porque nadie hará eso por mí. Sé que es importante que yo tenga una profesión en uno, dos años. Yo confío en mí mísma y sé que sobreviviré”.
Doctor Bitau
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Doctor, tiene 24 años, entró al ejército en junio 1998 y hoy es comandante por cuarta vez del curso de comandantes de la policía de frontera, después de tener ganado título de excelencia en la Tironut (=tres primeros meses del ejército).
La figura más israelí para él es Abraham Burg. Le gusta ver el noticiario del Canal 2 y de deportes. No tiene tiempo para leer libros, le el suplemento deportivo del diario “Iediot” y hace las cruzadas del diario “Maariv”.
“Doctor en amárico es doctor. Para nosotros que tenemos la piel blanca es doctor, tiene título académico. Cuando yo nací era claro y mi madre me llamaba de ‘doctor’. Después un tío mío me hizo un montón de preguntas y yo repetí todo lo que el dijo lo que comprobó mi nombre.
“Antes de hacer aliá pensaba que Israel era Jerusalem, y que Jerusalem era un lugar perfecto, toda hecha de oro. Pensé que había solo judíos acá y apenas “tzadikim” (=justos). Cuando aterrizamos nos llevaron para el hotel Diplomat en Jerusalem. De mañana me desperté con el Moazin (=rezo árabe hecha de una torre en cada aldea árabe). No creía que había llegado a Israel, pensaba que estábamos todabía en alguna parada en el medio del camino. Solamente cuando encontré a mi abuelo que vino en la Operacíon Moisés, entendí que habíamos realmente llegado a Jerusalem. No me quedé decepcionado pero sentí amargura, mis expectativas eran enormes y de repente – bum.
“Con 15 años mis padres se mudaron para Migdal Haemek y me mandaron para un internado religioso. Hoy no soy religioso, no es fácil ser religioso, pero soy feliz porque me mandaron para allá. Estudié Historia de Israel, Torá, Judaísmo. Ahora tengo una conexión con el país que vivo. Agradezco a Dios por haberme mandado para allá.
“Yo conozco el chiste del etíope que llega al cielo. (“Vos preferís el paraiso o el infierno? Pregunta el angel Gabriel. “¿Qué, no hay policía de frontera?). Reir es bueno, pero no me siento así. A mi me gusta estar allá. No me parece que hago el trabajo pesado para los otros, como dicen. Antes de entrar, quería ser Golani (=gorra marrón) pero no me dejaron por mi profil (=define el perfil físico del soldado, siendo el máximo 97, porque el brit milá baja 3). Recién que llegue a la Tironut me llevé bien con las personas, creo que todo depende de cada uno. Si te llevás con todos entonces te reciben bien. Yo rápido me aproximé de las personas. Cuando era menor me ofendía cuando me llamabam de “kushi” (=negro) pero con el pasar del tiempo aprendí a no ofenderme.
“Hoy soy comandante de 11 soldados, siendo un ruso y otro etíope. Me controló para no darle un tratamiento especial, nunca hablo con él en amárico. Como comandante exijo disciplina pero creo que soy bueno, no soy demasiado duro. Los soldados no se quejan de que el comandante los haga correr de un lado a otro con la condición de que él sea justo y este listo para escucharlos. Estoy siempre dispuesto a escuchar. Aprendí mucho siendo comandante.
“Yo tenía un janij en el majzor pasado, inmigrante de los EE.UU. Él no se llebaba con los otros soldados. Me identifiqué con él y me apegué a él. Le dije que tampoco fue fácil para mí y que no me llevé rápido con los demás. Vi que él era una buena persona y que no le gustaba la falsedad, pero era cabeza dura y el problema no se resolvió. En el medio del curso el tuvo que dejar, pero conseguí al menos que se quedase con nosotros hasta la mitad.
“Mi sueño más grande es hacer el curso de oficiales para que mis padres me vean en la ceremonia de finalización. A veces pienso que podría dejar el puesto al otro día, solo para que mis padres me vean en la ceremonia y estén orgullosos de mí. Es tan importante para mí. El peor problema de la juventud es la relación con los padres. Yo me esfuerzo para dar a mis padres el mayor respeto. Mi padre no trabaja, él perdió su trabajo tradicional y yo sé cuanto es díficil para él. Yo siento el dolor porque en Etiopía su situación era mejor. Nunca haré algo que le pueda molestar, no voy a fumar, no salgo en el Shabat, no me haré peinados Afro porque es considerado de marginales, no dire ‘no’, no me sentaré a su lado en el sillón.
“Hoy soy más abierto con mi padre, soy adulto y comandante del ejército. Cuando hablo con mi madre sobre mujeres, no escondo eso de él. Mi novia también viene a dormir en mi casa. No es costumbre entre nosotros porque no estamos comprometidos pero los tiempos cambiaron, esto es Israel.
“Su nombre es Tamar, la conocí en el Bnei Hakiva, éramos amigos hace mucho tiempo. Para mí ella es la más Linda del mundo. A veces vamos al cine o a bares pero generalmente nos quedamos en casa con la familia.
“Yo me espero casar con ella. Yo quiero el máximo de hijos posibles pero solo si voy a poder sustentarlos de la mejor manera posible. No quiero ser rico ni pobre, solo quiero vivir bien. Cuando tenga hijos quiero que ellos me traten como hijos israelíes normales, no como etíopes, por más que me gustaría enseñarles a ser generosos y tranquilos, como los etíopes.
“Lo que más me gusta en Israel es la apertura. En Israel si las personas se pelean, después de dos horas están bien otra vez. En Etiopía se guarda rencor durante años. Lo que no me gusta en Israel es la falta de respeto. Me molesta cuando me cargan por el acento. Como comandante quiero ser perfecto, quiero que mi acento sea lo más israelí posible y las cargas me molestan.
“A veces yo pienso que yo pierdo algo en el intento de ser israelí pero para ser aceptado en la sociedad es necesario ser práctico, ser ‘cara dura’, no se puede sin ser ‘cara dura’, esta es la realidad, este es el precio y estoy dispuesto a pagar ese precio”.
David Habatau
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
David tiene 18 años, estudia Megamá de deportes en el internado Hadasa. Él es el más grande de 3 hermanos. Su madre, dueña de casa, vive en Natania, su padre volvió a Etiopía. Él es considerado uno de los mejores corredores de 3.000 y 5.000 metros.
La figura más israelí para él es Ben Gurión. Su programa de televisión preferido es “Lagat Baosher” (=novela israelí), lee el diario “Yediot Ajronot” y sobre su cabecera esta el libro de Dorit Ogdar sobre los inmigrantes etíopes que le hace llorar.
“Hay jóvenes etíopes que se alejan completamente de lo que es el israelí. Tienen la influencia de los negros americanos y eso no es bueno. No entiendo que orgullo sienten, no los llevará para ningún lugar. Ellos se prenden con los EE.UU. y se olvidan de lo que realmente son, ante todo judíos.
“Yo me siento más israelí, pero no me olvido de mis raíces. Yo escucho musica en amárico. Yo compro esos cassetts en la terminal de Natania. A mi me gusta el Bassango, música acompañada por un instrumento parecido con una guitarra. También me gusta la Ascasta, músicas con ritmo que se puede bailar. Lo que llega a la Terminal es lo que se escucha en Etiopía. A veces en los viernes yo veo el noticiero en amárico, es bueno porque muestra un retrato de como están los inmigrantes. A veces también escucho la radio en amárico. Mi peluquera es de Rusia y queda cerca de mi casa pero yo estoy pensando en hacerme un peinado Afro. Mi pelo está horrible.
“Venimos de una aldea cerca de Gondar. Tuvimos problemas en la familia porque mis tíos por parte de padre no querían que dejáramos Etiopía. Nosotros ayudábamos con el ganado. Mi padre también se quería quedar pero al final mi madre lo convenció de partir. No sé como. Después de un año y medio mi padre ya volvia a Etiopía. Él tenía una buena vida allá, tiene hijos de otra mujer. Habló con él por teléfono, solo una vez por año. El llamado fue cortado. Me acostumbré a la vida sin padre. Me gustaría ir a Etiopía a visitarlo, realmente me gustaría pero ahora no es posible.
“A los 14 años me mandaron a un internado religioso en Talpiot. Me dijieron, hay un jug de corrida, quien quiere participar que venga a las prubas de tarde. Fui y descubrí que tenía vocación. No se de donde, simplemente lo tengo. El entrenador me pidió para que yo vaya siempre. Pasé al internado Hadassa después de un año para estudiar en la Megamá de deportes. Fui con algunos amigos también etíopes. Esos son hoy mis mejores amigos. Soy amigo de todos pero esos son mis amigos confidentes.
“ La vida en el internado hasta que es buena. A veces extraño a mi casa pero lo bueno es que estoy con mis amigos y recibo la ayuda que no recibiría en casa. En la pieza somos 5 etíopes y un ruso. Se llama Vitali. Él pidió para estar con nosotros para poder aprender hebreo porque en la pieza de los rusos solo se habla ruso. Con nosotros él solo habla en hebreo. Cuando él no está en la pieza a veces hablamos en amárico. No tenemos diferencias de mentalidad, ante todo somos deportistas.
“Yo quiero llegar mucho más lejos con el atletismo, ir para campeonatos mundiales y para las Olimpíadas. Todavía no llegué a mi máximo pero quiero llegar hasta allá. Hay un problema en Israel para que podamos llegar a nuestro máximo y no es porque somos etíopes sino por la relación general con el atletismo. Si no es en el deporte quiero destacarme en otra área. Me gustaría ser abogado o cualquier otra profesión académica. No siento que nada me puede detener.
“Una vez fui a un bar nuevo que abrió en Natania con un amigo israelí y otros dos etíopes. Era un bar de israelíes. Me acuerdo que nos tiraron a los etíopes para un costado y nos revisaron pero nuestro amigo israelí no. Nos dijieron para no hacer problemas adentro. Nos sentimos mal. No nos quejamos pero preguntamos a los de seguridad porque hacían eso. Solo porque ellos eran etíopes? Ellos dijieron que en los bares de etíopes hay problemas y ellos tenían miedo. Y es así. Realmente en los bares hay peleas.
“Me gustaría en el ejército servir en el ‘Duvdevan’ (=en hebreo, cereza y es una unidad de operaciones especiales). Escuché muchas cosas buenas sobre esta unidad. Lo que me preocupa son los suicidios. Cuando pienso en eso creo que los soldados etíopes se suicidaron por el racismo. Cosas como “kushim” (=negros) y cosas del estilo. Eso realmente me preocupa. Creo que todo va a dar bien conmigo pero eso me preocupa.
“Yo, gracias a Dios, respeto mi madre. Nuestra relación quedó igual como era en Etiopía, lo que ella dice, yo hago. Cuando estoy en mi casa soy un etíope. No diré a mi madre nada que le pueda lastimar, Dios me salve. Si yo quiero salir de noche y ella dice no, yo me quedo en casa. Ella me ve como un adulto y no me dice no.
“Tengo una novia etíope. Nos conocemos hace 6 meses en el casamiento de un pariente. Ella tiene 17 años. Mi relación con el sexo opuesto es laica. No recibí el permiso de mi novia entonces no hablaré sobre ella. Nosotros paseamos mucho juntos en los fines de semana.Yo no pienso en casamiento. Yo quiero dos o tres hijos máximo, quiero todo lo bueno para mis hijos, quiero para ellos todo lo que yo no tuve”.
Shlomo Ileahu
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Shlomo cumple 10 años en el dia 24/05. Él nació en el avión, de camino a Israel, uno de los 8 partos de la Operación Salomón. Estudia en el colegio religioso de su ciudad, Rishon Letzion. Él tiene 7 hermanos. Su madre Danka es dueña de casa. Su padre falleció el año pasado de cáncer.
La figura más israelí a su parecer es Ariel Sharon. Su programa preferido es Pokemon y juegos de fútbol. El último libro que leyó fue el album histórico ‘No en una bandeja de plata” y cuando crezca leerá el diario “Yediot”.
La madre de Shlomo: “Yo me acuerdo como los niños se subían a los árboles en Adis Abeba antes de la Operación y cantaban músicas sobre Jerusalem y sobre Eretz Israel. Sabíamos que esta es la Tierra Santa, que hay solo judíos y que la comida baja de los cielos en cantidades, leche y miel.
“En el viernes, poco antes de subir al avión, mientras hacía los preparativos para el Shabat, me empecé a sentir mal. Quería volverme a casa, porque nuestros vecinos católicos nos propusieron comprar nuestros objetos antes de que nos vayamos, pero me sentía tan mal que no lo hice. En el avión vomité y vomite. No me acuerdo nada del parto. Como puede ser que tantas mujeres dieron la luz en el avión? Tal vez de tanta emoción, pero yo di la luz en el tiempo correcto.
“Yo no sé hebreo muy bien y en las reuniones de Shlomo y Abraham, 8 años voy con mi hija Tikonesh, 16 años, que me ayuda. Para la reunión de padres de Tikonesh, voy con uno de mis hijos casados. No es muy agradable pero no es la cosa mas terrible del mundo. Estoy contenta por haber hecho alia, todo es bueno y lindo. En Etiopía los niños tenían que ir caminando dos días hasta la escuela y alguién podia lastimarlos. Acá está todo cerca, acá no necesitamos preocuparnos con nada, se que los niños están seguros. Es una lástima que mi esposo no pueda ver esto.
La hermana de Shlomo, Tikonesh: “Yo soy la más grande de la casa y estoy contenta de tener ese cargo. Me da responsabilidades a pesar de que a veces me molesta. A mi no me gusta ir con mi madre a las reuniones. A mi me gustaba cuando ella era responsable de todo. Pero yo lo hago”.
Shlomo: “Yo cuento a veces a mis amigos que nací en un avión. Eso me hace ser un poco especial, pero generalmente ellos contestan que no les interesa.
“Lo que más me gusta en Israel son los juegos de computadora. A mí me gusta de personas volando y con armas. Me gustan músicas israelíes y americanas, principalmente Raper. En la escuela me gusta matemáticas y Torá. En matemáticas me gusta estudiar la multiplicación y en Torá el libro “Exodus”.
“A mí me gusta jugar al fútbol e hincho por Macabi Haifa. Ya hinché por Betar pero Abraham me convenció a hinchar por Macabi. Cuando los veo en la televisión yo grito “el verde sube!!!”. (…) Cuando yo crezca yo quiero ser jugador de fútbol y cantante.
“Lo que no me gusta en Israel es la guerra. Si viviera en la orilla del Río Jordán sería todavía más asustador. Tengo miedo que la guerra me mate. Cuando yo crezca no quiero servir al ejército. Yo no quiero morir”.
6. Kassa Samu
(Fuente: Jornal Interno “Maraá” do Centro de Absorção de Mevasseret Tzion)
Mora hace 2 años en el Centro de Absorción de Mevaseret Tzion
“Mis padres tenían un sueño de ver Israel, ellos rezaban para llegar a Jerusalem. Ellos murieron pero en sus nombres seguimos manteniendo las tradiciones y la conexión con el judaísmo.
Entrevistadora: ¿Por qué demoró tanto para que los judíos de Kuara hagan aliá?
Kassa: Porque la distancia y la falta de comunicación. No había contacto con el resto de los judíos en Etiopía y la noticia llegó tarde.
E: ¿Qué pensaba sobre Israel?
Kassa: “Eretz Zavat Jalav Udvash”, soñé con Jerusalem.
E: ¿Cómo es la vida en el Centro de Absorción?
Kassa: El Gobierno de Israel cuidó de nosotros de la mejor manera, en especial con su preocupación con los jóvenes y los viejos. Los trabajadores (=aquellos que cuidan de los temas de absorción) nos explicaron todo como se mostraran el camino a un ciego. Entre los trabajadores etíopes y nosotros existe un buen entendimiento. Hoy también los trabajadores israelíes nos conocen bien y no siempre el idioma es un obstáculo.
E: ¿Cuales son los miedos en la mudanza para un nuevo lugar?
Kassa: Me hace acordar cuando partí antes. Yo quiero conocer nuevas personas. Yo deseo paz para Israel, que exista el amor entre todos y la reunificación de nuestras familias.
PARTE III: EL LARGO PROCESO DE ABSORCIÓN EN ISRAEL
1. INTRODUCCIÓN
Como sabemos, la absorción en un lugar nuevo no es fácil. Un país nuevo, una gente nueva, una sociedad nueva, un idioma nuevo, un paisaje nuevo, una nueva manera de vida. Nuevas reglas, nuevos derechos y nuevos deberes. No es fácil. Pero es posible e Israel demuestra, a la misma vez con los problemas existentes, éxitos en la absorción de diferentes grupos y etnias que aquí llegaron.
La “ley del Retorno” permite la vuelta de los judíos a su país y de este momento en adelante empieza el proceso de absorción en Israel. En el caso de los judíos etíopes, la absorción puede ser vista como un largo proceso. Primeramente porque se trata de diferentes operaciones por las cuales llegaron estos judíos a Israel: operaciónes Moisés, Reina de Sabá, Yoshua, Salomón sin contar con otras diferentes olas inmigratorias, como por ejemplo la actual ola.
El proceso sigue y pasa por diversas estaciónes: del aeropuerto a una vivienda provisoria que durante mucho tiempo eran en traillers. Actualmente hablamos de una absorción directamente para los centros de absorción. La próxima conquista es lo que denominamos “Diur Kevah”, o sea, una vivienda fija. La obstención de ésta es fruto de la ayuda del gobierno bien como de las asistentes sociales y encargados del Ministerio de Absorción. En general, los judíos etíopes deciden vivir en sus propias comunidades, formando nuevamente, mismo dentro de ciudades, una forma de vida familiar/tribal.
Y entonces, el nuevo y dificil paso en el proceso de absorción: la absorción en la sociedad israelí. Desafíos como el aprendizaje de la lengua, la formación profesional y la obtención de empleo se suman al choque cultural de los inmigrantes y a la mudanza en la jerarquía familiar bien definida que tenían en Etiopía la cual en Israel se transforma y todos estos elementos juntos crean un retrato difícil de absorción de esta etnia.
En este apostila que trataremos, através de textos y datos, trae una muestra pequeña de los éxitos y de las dificultades de este proceso.
2. ISRAEL ABSORVIENDO ALIA
Ministerio de Absorción de Alia – Absorción de Alia 1989-2000
Abril, 2001
(Fuente: www.moia.gov.il/ivrit/statistika/statist/matz2000 – 28.11.01)
Introducción
La integración de los inmigrantes en la sociedad Israelí es un desafío muy grande, económico y social que se presenta frente al gobierno de Israel. El grado de su éxito influirá en la sociedad como un todo.
Un millón de inmigrantes que han llegado al país en la última década es uno de los factores principales en el crecimiento del país.
Ingenieros, Académicos, miles de científicos y artistas son una “riqueza humana”, preparada, profesional y valiosa para el desarollo del país, de la ciencia, de la tecnología y de la cultura en Israel.
Es con gran importancia que el Departamento ve el profundizar de la conciencia de la absorción en la sociedad Israelí, es “kavod” (=respeto) la llave de la palabra: el respeto al inmigrante, a su identidad, a su herencia cultural. Este lado humano maneja la integración del inmigrante con la sociedad, además de incentivar la alia. La última década nos enseña una lección: es necesario invertir de forma directa en los inmigrantes y que cada grupo de inmigrantes se encuentre con sus propios obstáculos en la absorción y nosotros tenemos que dar una respuesta a eso, a veces, en forma privada.
El tratamiento de calidad y el análisis particular de cada grupo de inmigrantes forman la línea de acción de estos 11 años de absorción de alia.
etíopes
(Español)
Organizacion Ilana Kreimer y Jayme Fucs Bar
PARTE I: INTRODUCCION
Conociendo Etiopía
(Fuente: http://www.eurosur.org/)
Etiopía Yaitopya
Población: 61.095.000 (1999)Superficie: 1.104.300 km2Capital: Adis-AbebaMoneda: Birr etíopeIdioma: Amárico
La geografíaPaís montañoso, sin salida al mar, con alturas de más de 4.000 m, está aislado de las regiones vecinas por su relieve. Tres zonas de vegetación se despliegan en las mesetas y montañas: las mesetas altas, con más de 2.500 m tienen clima lluvioso y fresco. En la Dega, donde se cultivan cereales y se cría ganado bovino. En los valles profundos que atraviesam las mesetas se encuentran tierras calurosas y lluviosas con selvas: la Kolla (hasta 1.500 m). Las mesetas medias (1.500-2.500 m), con clima menos lluvioso y menos caluroso, constituyen la parte más poblada del país, con cultivos de café y algodón. Al este, la meseta desértica de Ogadén está habitada por pastores nómades originarios de Somalía. Muchas regiones, antes ricas en vegetación, son actualmente desierto y rocas. La desertificación y la erosión están aumentando en la última década, y son el principal problema del medio ambiente.
La sociedad
Pueblo:
Los etíopes pertenecen a más de 90 etnias, de las cuales apenas siete cuentan con más de un millón de personas. Los oromos son un tercio de la población, los amharas aproximadamente un cuarto, los tigre un décimo. Están también los guraguis, somalíes, sidamas y wolaitas. Actualmente son 22 las minorías reconocidas.
Religión: la Iglesia Católica Ortodoxa etíope es la mayoritaria entre los amharas y los tigre. La mayoría de los somalíes, afares y aderis son musulmanes. También se practican religiones tradicionales africanas.
Idiomas: hay cuatro grandes familias lingüísticas: semitas (amharas), kujitas (oromos, somalíes, afares), omóticos y nilo-saharianos. El amárico es el idioma oficial, entre las 80 lenguas que se registran.
El EstadoNombre oficial: República Democrática Federal de Etiopía.División administrativa: 9 regiones basadas en criterios étnicos. Capital: Adis-Abeba, 2:209.000 hab. (1995).
Historia
El término “etíope” (cara quemada, en griego) se aplicaba en la antigüedad a todos los africanos. El otro nombre del país, Abisinia, parece derivar del árabe habbashat, que designa una de las etnias del Yemen que emigró a Africa alrededor del año 2000 aec.
Axum, al norte de la actual Etiopía, alcanzó su apogeo en el inicio de la era cristiana, siendo el centro del tráfico entre el valle del alto Nilo (Nahr-an-Nil) y los puertos del Mar Rojo que comerciaban con Arabia y la India. Estado próspero y rico, llegó a dominar el actual Yemen, pero sufrió una crisis en el siglo VII, debido a que los circuitos comerciales se modificaron con la unificación y expansión de los árabes y la subsecuente conquista de Egipto.
La conversión al cristianismo de la clase dirigente etíope, en el siglo IV, fue un factor adicional de aislamiento. La posterior expansión al sur, la hipertrofia del clero y la decadencia comercial, produjeron un proceso de feudalización semejante al del occidente europeo. A partir del siglo XVI, un tercio de la tierra pertenecía al “rey de reyes”, otro tercio a los monasterios y el resto se dividía entre la nobleza y la población en general.
La sublevación de la población musulmana de la costa del Mar Rojo, que había desarrollado una economía mercantil de gran vitalidad, llevó a los etíopes a renovar sus contactos con Europa para pedir ayuda. El socorro demoró casi un siglo en llegar, pero fue efectivo: la flota portuguesa tuvo un papel decisivo en la destrucción del sultanato de Adal.
La atención prestada por los emperadores al litoral durante un siglo y medio, creó la oportunidad para que los gallas penetrasen desde el oeste gradualmente, hasta llegar a convertirse en el elemento mayoritario de la población.
Esta situación se mantuvo hasta 1889, cuando Menelik II subió al trono: designado heredero en 1869, tuvo 20 años para preparar un ejército con ayuda inglesa e italiana y organizar la administración de su feudo personal, el reino de Shoa. Tal eficiencia fue providencial, porque en 1895 sus ex aliados italianos invadieron el país alegando el no cumplimiento de compromisos previos. En la batalla decisiva, en Adua, en 1896, murieron 4.000 de los 10.000 soldados italianos: fue la mayor derrota sufrida por europeos en Africa hasta la guerra de Argelia.
A pesar de ello, Italia obtuvo, a través de negociaciones diplomáticas, dos territorios que Etiopía de hecho no controlaba: Eritrea y el sur de la costa somalí. En 1906, las potencias reconocieron la independencia y la integridad territorial del país, a cambio de ventajas económicas en Abisinia.
Este acuerdo salvó al país del colonialismo directo hasta 1936, cuando el dictador Benito Mussolini invadió Etiopía aprovechando la lucha interna entre los candidatos a la sucesión de Menelik. El heredero del trono, Haile Selassie, pidió ayuda a la Sociedad de las Naciones, pero no consiguió acuerdos concretos.
En 5 años de ocupación, Italia montó varias industrias de transformación, así como plantaciones de café, e implantó un sistema de discriminación racial semejante al Apartheid sudafricano.
Los etíopes reconquistaron la independencia en 1948 de manos del Reino Unido, que había asumido el control del país después de la caída de Mussolini. Haile Selassie volvió al trono, pero halló una nación sumida en una crisis sin precedentes. La estructura productiva estaba desorganizada; los movimientos nacionalistas que habían luchado contra el invasor no aceptaban el retorno a una situación feudal, y la miseria en el interior se había agravado.
El emperador denunció el colonialismo, apoyó el Movimiento de Países No Alineados y la Oranización de la Unión Africana, cuya sede se instaló en Adis Abeba, al mismo tiempo que mantuvo estrechos vínculos con Israel. Con Selassie se desarrolló una burocracia estatal, un sistema educativo inspirado en el de los Estados Unidos y el mayor ejército del Africa subsahariano.
La estructura agraria cambió poco: los señores feudales y la Iglesia Ortodoxa controlaban el 80% de las tierras fértiles del país. Las plantaciones para la exportación (algodón, azúcar) comenzaron a crecer a partir de los años ’50, mientras que el principal producto, el café, era cultivado por pequeños agricultores. Selassie fue depuesto en 1974, luego de una serie de huelgas, manifestaciones estudiantiles y protestas generalizadas contra el absolutismo y la falta de alimentos.
Un Comité Coordinador de las Fuerzas Armadas, Dergue (comité en amárico), encabezado por el general Aman Andom, abolió la monarquía y proclamó la república. La Constitución fue suspendida y el parlamento disuelto. Después de sucesivas crisis internas, en diciembre de 1977 asumió el poder el coronel Mengistu Haile Mariam, que consiguió consolidar el Dergue y poner fin a la lucha interna en las Fuerzas Armadas.
El gobierno militar nacionalizó los bancos, los seguros y las grandes industrias de capital extranjero, y cerró las bases militares norteamericanas. La clave de la “revolución nacional democrática” fue la estatización del suelo y del subsuelo, que puso fin al poder de los propietarios de las tierras. El “socialismo científico” fue adoptado como ideología oficial en junio de 1976. La oposición fue aplastada mediante el “terror rojo” entre 1977 y 1978, período en el cual fueron ejecutadas de modo sumario millares de personas.
Ante la tentativa somalí de anexar el Ogadén, la URSS rompió los acuerdos militares con el presidente somalí Siad Barre. El apoyo soviético y cubano a Etiopía fue decisivo para la derrota de las tropas somalíes, en una moderna guerra de blindados. En tanto, una guerrilla de base campesina comenzaba en la región de Tigray.
En 1984 el país comenzó a sufrir los efectos de un período de sequía que se prolongaba desde 1982 y que provocó miles de muertes por hambre y desnutrición. Doce provincias fueron afectadas por la sequía que mató a más de 500 mil campesinos y amenazó la supervivencia de 5 millones más.
Ese mismo año se realizó el congreso fundacional del Partido de los Trabajadores de Etiopía (PWE), que aprobó el programa de transformación del país en un estado socialista.
El 12 de septiembre, el Parlamento (Shengo) proclamó la República Popular Democrática y nombró a Mengistu como jefe de Estado. Los separatistas pasaron a actuar tanto en las provincias de Eritrea y Tigray como en Wollo, Gondar y en Oromo, en el sur.
La actividad militar rebelde impuso nuevas y pesadas reducciones en el ejército etíope, y el comando intentó un golpe de estado en 1989. Mengistu volvió rápidamente al país desde Alemania Oriental y abortó la tentativa.
En septiembre de 1989 los últimos soldados cubanos se retiraron de Etiopía, a pedido del gobierno, que en abril de 1988 había firmado la paz con Somalía.
Etiopía se acercó a Israel, país con el cual había roto relaciones después de la guerra de 1973. Mengistu estaba interesado en la ayuda militar israelí y en la emigración de 17 mil judíos etíopes. La situación de millones de habitantes se agravó en Eritrea y Tigray, donde la sequía redujo la cosecha de granos en casi un 80%.
En marzo de 1990 la ex-URSS retiró sus asesores militares de Eritrea. En mayo de 1991, Mengistu Mariam huyó de manera sorpresiva e inesperada del país. El gobierno quedó a cargo del vice presidente, Tesfaye Gabre Kidane, considerado un “moderado”, que instituyó un gobierno de transición negociando un cese el fuego con los rebeldes eritreos.
El gobierno de Kidane participó de un diálogo de paz celebrado en Londres, presidido por los Estados Unidos, con la participación de los más importantes grupos rebeldes, para llegar a un acuerdo que impediría la guerra civil. Kidane renunció a fines de mayo. Meles Zenawi asumió el cargo de presidente interino hasta la realización de una conferenca multi-partidaria y prometió poner fin a la guerra civil y sacar al país del hambre. Tres meses después, al reabrir el Parlamento y promulgar una nueva Constitución, Meles se comprometió a realizar elecciones en un plazo de un año.
En mayo de 1994, el Consejo de Representantes, un organismo transitorio de 87 miembros, aprobó el proyecto de Constitución que creaba la República Democrática Federal de Etiopía. El proyecto se basaba en la doctrina del “federalismo étnico”, que rompía con la anterior visión oficial unitaria del país. Según el texto aprobado, la “soberanía reside en las naciones, nacionalidades y pueblos de Etiopía” y no en el pueblo en su conjunto.
En mayo y junio de 1995, tuvieron lugar las elecciones parlamentarias, que fueron boicoteadas por la mayoría de los partidos opositores. La nueva república federal quedó establecida oficialmente en agosto, al asumir la presidencia Negasso Gidada, un oromo cristiano. El ex presidente Meles Zenawi asumió el cargo de primer ministro y los 17 miembros del gobierno fueron cuidadosamente seleccionados de modo que reflejaran “el equilibrio étnico” del país.
En 1996 fue abortado un intento de asesinato contra Mengistu. Gran parte de sus antiguos colaboradores continuaban en prisión. El Banco Mundial anunció un importante recorte en la deuda etíope. Amnistía Internacional reiteró en 1997 el pedido de liberación de opositores y exigió el fin de los arrestos arbitrarios, las torturas y la desaparición de personas.
A principios de 1998, la escasez de alimentos amenazaba a millones de etíopes. El acceso a productos de primera necesidad se hizo cada vez más difícil para los sectores más modestos de la sociedad, como consecuencia de aumentos de precios decretados por el gobierno.
Los combates con Eritrea se reiniciaron en febrero de 1999, en una disputa fronteriza que en mayo de 1998 ocasionó la muerte de 1.000 personas. Tropas de Etiopía fuertemente armadas entraron a Eritrea en mayo del 2000, capturando 300 prisioneros. Como en 1998, el Consejo de Seguridad de la ONU lanzó un ultimátum de 3 días para cesar los enfrentamientos. El ultimátum no fue acatado por las partes y el conflicto continuó.
1. La historia de los judíos etíopes
(Fuente: www.snunitk12.il/seder/ethiopia)
Diferentes versiones se han dado como respuesta a la pregunta de “¿Quiénes son los judíos etíopes?” Una de ellas afirma que se trata de los descendientes de la tribu israelita de Dan, una de las diez tribus del Reino de Israel, que fuera destruido en el año 719 aec. De acuerdo con otra versión, serían los descendientes de inmigranes judíos de Egipto y del Yemen. También existen otras versiones, menos probables, según las cuales los judíos etíopes descenderían de una tribu africana que se convirtió en el siglo XV, o que serían descendientes del rey Salomón y de la reina de Saba.
En cuanto a la pregunta de cuándo llegaron a Etiopía, también aquí hallamos diferentes respuestas, que refieren a fechas y acontecimientos diferentes: la salida de Egipto, el período del Primer Templo, la época de la separación entre los dos reinos hebreos, el período del Segundo Templo, el siglo VI aec, con la guerra entre Yemen y Etiopía, cuando los judíos yemenitas fueron tomados prisioneros en Etiopía, e incluso en el siglo XV, cuando, de acuerdo con la versión, los judíos se habrían convertido.
Actualmente es aceptada la versión de que los judíos de Etiopía son descendientes de la tribu de Dan, y que con el correr del tiempo otros se fueron agregando a ella. De acuerdo con el Rabino Menajem Waldman, quien investigó los orígenes de los etíopes, “es posible admitir que los judíos hubieran llegado a Etiopía ya en la época del Primer Templo, y que otra ola hubiera llegado con la destrucción del Segundo Templo vía Egipto, a través del Nilo. Es posible que conversos y otros judíos provenientes del Yemen hubieran aumentado y fortalecido la comunidad ya existente e influyente en las regiones alrededor del lago Tana.
Muy poco se sabe de la comunidad judía etíope hasta el siglo XIV, pero tres personalidades se consolidaron en la tradición:
1. Eldad Hadani: fue un viajero judío que, al parecer, visitó comunidades judías en Africa y Asia llevando historias de judíos de España y del norte de Africa a los judíos de Babilonia. Hadani cuenta sobre la tribu de Dan, que descendió por Egipto en la época de la división de los reinos, es decir en el año 859 aec. Es importante subrayar que los investigadores contemporáneos dudan de esta versión tan antigua.
2. Yehudit: una antigua tradición etíope cuenta sobre una reina de origen judío llamada Yehudit, que lideró el levantamiento de los judíos y de otras tribus del sur de Etiopía contra la dinastía que gobernaba en esa época.
3. Praster John: rey etíope católico que en sus cartas fechadas en el siglo XII registra la presencia judía en su reino.
Desde el siglo XIV hasta el XVII, fue la época de las guerras entre los judíos, denominados “Beita Israel” (Beit Israel), y los católicos. Fueron guerras por tierras, pero también de corte religioso. “Beita Israel” luchó contra la imposición de la religión católica, y tal lucha los perjudicó física y económicamente. El rey Isjak, figura notoria de esta época, derrotó a sus opositores y obligó a los judíos a convertirse al cristianismo, bajo amenaza de perder sus tierras: “Quien se convierta al cristianismo podrá heredar las tierras de su padre. Quien así no lo hiciere, será Falashi”. Hasta hace poco tiempo a los judíos etíopes se los llamaba “falashas”, pero ellos rechazaban esta denominación por su contenido despreciativo.
Otra figura importante en esta misma época fue el monje Cozmus. El fenómeno de haber monjes en el judaísmo es único y privativo del judaísmo etíope, y a través de la historia ellos fueron los responsables por la conservación del judaísmo en la lucha frente a los innumerables intentos de conversión al cristianismo. El monje Cozmus copió escritos judaicos y la Torá, y lideró la resistencia frente a los católicos.
1632-1769: Epoca denominada “la Edad de Gondar”, pues en la ciudad de Gondar y sus alrededores se hallaban la mayoría de los judíos etíopes. Esta comunidad sufrió cambios económicos que posibilitaron su supervivencia. Los judíos eran entonces conocidos como buenos constructores y carpinteros, y trabajaban en la construcción de edificios públicos y palacios. De esta manera consiguieron prestigio y tierras.
1769-1855: período de los príncipes, época caracterizada por la inestabilidad política y la decadencia económica. Las construcciones fueron interrumpidas y los judíos se convirtieron en desocupados, viéndose obligados a desempeñarse en oficios mal vistos, como trabajar con hierro y con barro. Fueron despojados de sus títulos nobiliarios y los gobernantes locales se apoderaron de sus tierras. Estos años se caracterizan por problemas religiosos y nuevamente fueron los monjes los que fortalecieron y conservaron la tradición judía en la comunidad. En el siglo XIX llega a Etiopía la “Compañía londinense de propagación del cristianismo entre los judíos”, cuyo claro objetivo era el de convertir a la comunidad judía al cristianismo. Algunos miembros de la comunidad se convirtieron y se dedicaron a la conversión de otros. Con el tiempo se instauró en la comunidad un conflicto entre los convertidos y aquellos que conservaron su judaísmo. Este conflicto sacudió las estructuras comunitarias y el liderazgo religioso.
1862: Abba Mahari, junto con otros 70.000 judíos etíopes, comenzaron su expedición hacia Jerusalem a través del Río Colorado. Esta fue una consecuencia de la lucha contra la conversión al catolicismo y como prueba de fidelidad a Sión. Millares de personas murieron en el primer intento de aliá a Israel.
1867: Se renovó el contacto entre judíos etíopes y judíos del mundo. Un investigador judío de París, Yossef Halevi, visitó las comunidades judías en Etiopía y a su regreso publicó un libro titulado “Kol Koré”, pidiendo que los judíos europeos salvaran al judaísmo etíope. Este mismo investigador pidió a una institución llamada “Kol Israel Javerim” (KIAJ) que fundara escuelas judías en Etiopía, pero su pedido no fue aceptado.
1904: Yacov Faitlovitz, uno de los alumnos de Yossef Halevi, fue enviado por el Barón de Rotschild y la KIAJ. Faitlovitz, denominado “El padre de los falashas”, trajo consigo a Europa a dos jóvenes etíopes con el objeto de educarlos dentro de las tradiciones judaicas para que, a su retorno, pudiesen educar a toda la comunidad. Faitlovitz hizo mucho por los judíos etíopes y fundó una escuela judía para “Beit Israel” en Adis Abeba, capital de Etiopía.
1923: Tamarat Emanuel, uno de los jóvenes traídos a Europa por Faitlovitz, volvió a Etiopía después de años de estudio y dirigió una escuela de capacitación de docentes para niños. Este fue muy activo en la comunidad, y trabajó mucho junto a Haile Selassie en favor de los judíos.
1936-1941: En estos años el ejército italiano conquistó Etiopía, y dispensó un mal trato a los judíos. Selassie huyó del país, pasando un tiempo en Jerusalem.
1941-1973: Los años que siguieron al dominio italiano trajeron consigo una mejora en las condiciones de vida de “Beita Israel”. Selassie regresó al gobierno. En los años ’50 y ’60 Etiopía mantuvo relaciones diplomáticas con Israel, las que fueron interrumpidas luego de la Guerra de Iom Kipur en 1973.
1974: Se produce un golpe marxista en Etiopía encabezado por Mengistu. 2.500 judíos fueron muertos y 7.000 perdieron sus hogares y sus propiedades. Centenas de millares de campesinos etíopes fueron enviados a los campos colectivos regidos por los ideales marxistas-leninistas. Al mismo tiempo, etíopes gentiles se establecieron en aldeas de “Beita Israel”, lo que aumentó el odio y las agresiones contra los judíos.
1977: Menajem Beguin fue electo Primer Ministro, y una de sus acciones de gobierno fue una operación para salvar a los judíos etíopes. Con el aval rabínico del rabino Ovadia Iosef, que reconoció su carácter judío y el peligro que estaban atravesando, Beguin ordenó a las fuerzas israelíes traer a los judíos etíopes a Israel.
Años ’80: La situación de los judíos etíopes no hacía más que empeorar. A los “Beita Israel” se les prohibió cumplir las mitzvot y estudiar hebreo. Líderes comunitarios fueron detenidos bajo acusaciones de espionaje en favor de los “sionistas”. Los Keissim (los líderes religiosos etíopes) fueron sometidos a estrecha vigilancia. Además, la ley etíope obligó a los niños de 12 años a servir en el ejército, y los niños judíos estaban amenazados de ser separados de sus padres. Los judíos se encontraron forzados entonces a desligarse de su tradición, discriminados por el hecho de ser judíos y bajo riesgo de muerte en las guerras de Etiopía.
En estos años, el hambre provocaba muertes por desnutrición y por enfermedades. Mengistu no tuvo problema en obtener ayuda humanitaria de los países occidentales, entre ellos Israel. Las relaciones entabladas sirvieron de base para una presión internacional sobre Mengistu para que liberara a los judíos y les permitiera inmigrar a Israel. Entre los años 1977 y 1984 hicieron aliá a Israel 8.000 judíos.
1984: “Operación Moisés”. El 18 de noviembre comienza una audaz operación para traer a los judíos etíopes a Israel. En la misma fueron traídos 8.000 judíos. Unos 15.000 más permanecieron en Etiopía, cada uno en una diferente etapa de preparación para la aliá. Algunos ya habían vendido todo lo que poseían, otros se encontraban en camino de hacerlo, ya sea en Etiopía o en Sudán. Atrás quedaron principalmente los más débiles. Muchas familias se separaron, los jóvenes fueron colocados en internados mientras sus padres corrían riesgo de morir aún en Etiopía.
En los años que siguieron se sucedieron varias tentativas secretas para traer a Israel a todos aquellos que permanecían en Etiopía: “Operación Saba”, en la cual fueron traídos más de 1.200 judíos que se habían quedado en los campamentos de Sudán, y la “Operación Josué”, en 1985, en la que 800 judíos fueron trasladados a Israel.
Años ’90: En esta época existió un acuerdo entre Israel y Etiopía por el cual sería permitida la aliá de un pequeño número de judíos con fines de “unificación familiar”, y así, una lenta ola de aliá comenzó a llegar a Israel. En 1991, fuerzas unificadas de Eritrea y Tigray se rebelaron contra el gobierno de Mengistu y a principios de mayo éste se fugó de Etiopía. Los rebeldes dominaron la capital Adis Abeba y por ello, la situación de los judíos en Etiopía adquirió prioridad en Israel.
1991: “Operación Salomón”: en 36 hors fueron traídos a Israel 14.324 judíos.
2. Diccionario Español-Hebreo-Amárico
Español
Hebraico
Amareu
Buen Día
Boker Tov
Dahna Daratshnu
¿Cómo estás?
¿Ma Nishmá?
Dahna Ned (mas.)?
Dahna Nesh (fem.)?
Bien
Tov
Tru
Nada Bien
Lo Tov
Tru Ayidalem
Siéntense, por favor
Shvu Bevakashá
Cutshi Velu
De nada
Al Lo Davar/Ein Bead Má
Minm Adel
Gracias
Todá
Amassagnalahu
¡Suerte!
Behatzlajá
Malkam Adal
Niño
Ieled
Litsh
Niños
Ieladim
Lijotshi
Majar
Majar
Negue
1. Dando cara a los números
Siempre cuando hablamos de la alia etíope, de los judíos etíopes, de las Operaciones Moisés, Sabá, Yoshua y Salomón hablamos de números. 70.000 salieron en 1862 rumbo a Jerusalem atravez del Mar Rojo; 2 fueron traídos por el Prof. Yacov Feitalovitz para estudiar en Israel y volver para Etiopía; durante el golpe marxista 2.500 fueron asesinados y 7.000 quedaron sin casa y sin propiedades; en 1977 en una venta de armas a Mengistu, el mismo avión trajo 200 judíos a Israel; entre los años 1977-1984 8.000 judíos hicieron alia a Israel; la Operación Moisés trajo 8.000 más y otros 15.000 permanecieron en Etiopía; en la Operación Sabá 1.200 judíos más que habían quedado en los campamentos en Sudán; en la Operación Yoshúa en 1985 fueron traídos 800 judíos; en la Operación Salomón, en 36 horas, fueron traídos 14.324 judíos etíopes. Hoy viven en Israel 40.000 judíos etíopes de lo que llamamos “Beit Israel”.
El objetivo de este cuadernillo es dar cara a estos números, dejar que algunos de ellos tornense historias de vida y no apenas un número y que de esta manera podamos conocer más la historia del individuo, de sus sentimentos, sus decepciones y sus expectativas, sus sueños y sus deseos.
Adissu Malaku
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Adissu tiene 45 años, casado con Yabsfer y padre de dos niños: Simon de 8 años y Eliezer de 4 años. Trabaja en el Majon Hatkanim en Tel Aviv en la verificación del suelo y su esposa también . La familia vive en Rishon Letzion.
La figura más israelí a su ver e Itzhak Rabin. Su programa de televisión preferido es “Lagat Baosher” (novela israelí). Lee el diario Iediot Ajronot y tiene en su mesita de luz el libro “Silent Treatment” de Michael Palmar, libro del cual empezó a leer en Etiopía llegando a la página 40, prestó a un amigo que inmigró a los EE.UU. y solamente ahora recibió de vuelta.
“Nosotros no venimos de la selva, pero los israelíes no saben nada sobre Etiopía. Los medios de comunicación no muestran los lindos edificios de Adis Abeba, apenas muestran aldeas y burros. Cuando yo cuento las personas que en Adis Abeba había edificios de 16 pisos, ellos me preguntan, “de que estás hablando?”. Nos menosprecian y eso no es fácil. Es una verdadera guerra. Sobre cada cosa mala por menor que sea se escribe en una hoja entera sobre nuestra cultura no se escribe nada. Nuestra guerra empieza contra la televisión y los diarios.
“El sueño de hacer aliá era el sueño de todos los judíos. Crecí en una aldea cerca de Gondar. Mis padres me contabam cuando yo era niño que Israel era “Eretz Zavat Jalav Udvash” (tierra que fluye leche y miel), que la leche y la miel cae como lluvia. Yo pensaba que en Israel todos eran religiosos. Trate de llegar a Israel por Kenia ya en 1986. Fui atrapado y después no me dejaron salir más. Volví a mi trabajo en la secretaría de habitación. En el momento en que tuve la posibilidad de hacer alia para Israel en la Operación Salomón, la aproveché. No tuve ninguna duda. Pensaba que Jerusalem era un lugar perfecto, un lugar todo de oro, un lugar santo.
“Antes de llegar pensaba que todo iba a ser fácil, pero ni todo fue así. Es necesario tener mucha paciencia, mucha fuerza. No sabía el idioma, no tenía plata. En Etiopía yo si tenía plata y de repente en Israel puse la mano en el bolsillo y no tenía dinero. También no me acostumbré con el falafel. Llegué en Israel con 35 años y todavía soltero. Quería encontrar una esposa. No sabía como hacerlo pero ahí D-os me ayudó. Yabsfer era amiga de un amigo que estudió conmigo en Etiopía. Cuando la encontré en Israel no podía imaginar que ella todavía era soltera. A veces usted se acuerda del lado derecho y encuntra una cosa y otro día se levanta del lado izquierdo y en contra otra cosa.
“Ella llegó en la Operación Moisés. En los primeros años había una diferenciación entre aquellos que llegaron en la Operación Moisés de aquellos que llegaron en la Salomón. Aquellos de la Moisés se sentían antiguos por acá y llamaban aquellos de la Salomón de “Olim Jadashim” (=Nuevos Inmigrantes). Había una sensación de superioridad por parte de ellos. Con el tiempo eso pasó y hoy todos son iguales. Cuando me casé con mi esposa preguntaron a ella: “¿Por qué vos te estás casando con un nuevo inmigrante?”
“La cosa que más me impresionó en Israel fue el hecho de los israelíes me pidieron paciencia cuando ellos propios no la tienen. Es muy diferente de nuestro temperamento. Los israelíes son “cara duras”. Por ejemplo, yo voy para la clínica médica o para otro lugar y me quedó en la cola. De repente llega alguien diciendo que estaba antes mío. Es un cara dura. En Etiopía no hay de eso. Entonces vos intentás explicar que eso no está cierto y el otro intenta explicarte porque eso sí es correcto. Yo no quiero entrar en discusiones entonces abro mano de mi vez.
“Mis hijos vuelven de la escuela israelí con un comportamiento israelí, pero eso no me molesta. Yo quiero que ellos sean como todos los otros niños. En Israel si usted no habla, usted no recibe. Es preferible que mis hijos sean “cara duras” como los israelíes. Eso molesta a mis padres. Ellos no conocen la cultura israelí y no les gusta el comportamiento de los niños, que tiran las cosas y gritan. De cierta manera me gustaría que ellos respetasen los padres y los más grandes. Me gustaría que eso pasase, pero no hay manera.
“Los problemas no se solucionaron en dos días. Llevará 50-60 años. La mancha negra no desaparecerá tan rápido. Hasta mismo los niños de la próxima generación no vivirán acá como iguales. Yo creo que el comportamiento para con los inmigrantes etíopes tiene peorado. En el principio, cuando llegamos, intentaban ayudarnos en cualquier situación. Ahora no existe ese sentimiento y eso me molesta. En el tema de absorción pisotean nuestra comunidad. Tengo una madre enferma con la pierna rota y vive con mi abuela que es ciega. Ellas viven en el cuarto piso y pidieron mudarse para un piso más abajo. Escribí cartas, hablé con Eli Ishai (=ministro del partido Shas) pero nada ayudó. Nuestro problema es la burocracia y el hecho de que no sabemos luchar contra ella.
“En mi estante tengo libros en hebreo, en inglés y en amárico. Siempre veo la televisión israelí, veo deporte israelí. Me gusta quien juega bien. En general no juegan bien entonces yo veo el campeonato inglés, o francés y el español. Los programas en amárico de la televisión israelí solo veo cuando tengo tiempo. La cosa etíope que más quedó en mí es la comida etíope, especialmente en los viernes. Fue eso que quedó: la comida.
“No tengo amigos israelíes. Mi mujer sí. Ella estudió con ellos en la universidad. Los amigos que invitó a mi casa son en la mayoría inmigrantes etíopes. Pero no tengo muchos amigos. És dífícil empezar a hacer amistades en la edad adulta. En mis horas libres veo televisión, escucho música negra y etíope clásica y ayudó a mis hijos con los deberes de la escuela. No conozco escritores israelíes.
“En general estoy feliz que hice alia. Primeramente, este era un sueño de 2.000 años. Cualquiera se queda feliz en realizar un sueño de 2.000 años. Segundo, yo hasta que me organicé rápido. Tercero, toda mi familia esta con salud, todos están bien, y eso también es una felicidad. En un determinado momento me sentí muy israelí: en el asesinato de Rabin. Estaba en mi casa. Era un sábado de noche, veía la manifestación en la plaza Reyes de Israel. Nunca pensé en eso, ni en mí peor pesadilla, que un primer ministro sería asesinado por un judío. Lo que más me chocó fue el hecho de ser un judío que hizo eso. No soy ni de derecha ni de izquierda, pero admiraba a Rabin. Creía que él haría el bien, tenía una esperanza en ese sentido y esa fue arrancada en un segundo, de repente”.
Shlomit Daniel
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Shlomit tiene 24 años, estudiante de educación especial en el College David Ielin, soltera, es la primera oficial del ejército de la Operación Salomón. Ella sirvió el ejército en la Gadná. Hija del medio de una familia con 5 hijos, 4 nenas y 1 nene y trabaja como madrijá de los inmigrantes en el Centro de Absorción en Mevaseret Tzion.
Las figuras más israelíes en su opinión son A. B. Ioshua, Haim Iavin e Ytzhak Shamir. Su programa preferido en la televisión israelí es “Rak BeIsrael” (=programa humorístico). Lee los tres grandes diarios y tiene en su cabecera el libro “El mundo de Sofia”.
“Después de un mes y medio en el Ulpan fue mandada para la Escuela Interna “Kfar Pinas”. Ese es una escuela muy religiosa. Nadie me consultó. La morá del Ulpan intentó explicarme lo que es el Kfar Pinas, pero cuando me dijeron que era un internado religioso no entendí el significado. Fui para allá vistiendo pantalones largos. Nos dijieron para no vestir pantalones y no entendimos cual era la lógica. Pensabamos que no era correcto que nos dijiesen lo que tendríamos que vestir pero aceptamos eso porque nos dijieron que ese era el mejor internado.
“No me adapté al Kfar Pinas. Después que terminamos el Ulpan en el Internado preguntamos lo que pasaría ahora. Y nos dijieron: ‘Ustedes son un proyecto, ustedes deben seguir en este lugar, en una clase separada’. No estuve de acuerdo en quedar en una clase separada. Nos dijieron: es lo que hay! No vamos a sacarte de una clase de etíopes’. En el mismo momento sentí que nos venían como un rebaño de corderos, que no se podía separar, como si no fuésemos individuos. No creo que el motivo para eso era nuestro color. Tal vez era simplemente más fácil para ellos. Poner un niño etíope que no sabe el idioma en una clase normal requiere mucha inversión. Hoy que estoy dentro del sistema se que el dilema es realmente enorme.
“Salí de Kfar Pinas después de 6 meses. Fui para casa. Hice las pruebas para entrar en la Escuela Caduri, cerca de Tiberias, una escuela laica y también para entrar en un colegio religioso también allá. Me aceptaron en los dos. Decidí por el laico. Estudié allá hasta que mís padres se mudarón para Iavne. Tenía entonces 16 años. Ya tenía amigos en la escuela y tuve que dejarlas nuevamente. Ahí ya fue dificil, dejar nuevamente los amigos y también los estudios. Pero en esa época yo tenía un objetivo: no un objetivo social sino un objetivo en los estudios. Tener éxito en los estudios.
“Estudié el científico en la escuela agrícola “Aianot” cerca de Iavne. No habían estudiantes etíopes en mi clase. Me recibieron bien. Yo tenía amigos israelíes. No me sentía “outsider”, me quedaba principalmente en las clases de los inmigrantes de Rusia. Ellos eran muy aplicados en los estudios entonces me llevaba con ellos. Estudié en la Megamá de biología, siempre tuve la curiosidad sobre el cuerpo humano.
“Todo lo que yo sabía sobre Israel eran leyendas. Tenía en mente que Israel era como en el Tanaj, tierra del leche y del miel. Pensé en un otro país. Sabía que Israel era un país desarollado pero pensé que era un país religioso, donde todos cuidaban el Shabat, todos cumplían las mitzvot. Pensé que las personas hablaban la lengua del Tanaj. Cuando yo pienso en eso ahora entiendo que pensé en Israel como un sueño. Algo adentro de una nube. No traje conmigo nada de Etiopía. Lo que quedó fueron los recuerdos grabados en la memoria.
“Cuando aterrizamos en Israel, nos llevaron para una base militar. No tenía idea donde estaba. Solamente me acuerdo que vi soldados que nos dieron agua y comida. De allá nos levaron para el Centro de Absorción Caduri en el norte, cerca de Kfar Tavor. Vivíamos 7 personas en un trailer. No veíamos nada aparte de campos y montañas. Pensábamos que todavía no habíamos llegado a Israel, que estábamos en una frontera con otro país e Israel. Entonces empezamos a preguntar a otras personas cuando llegaríamos a Israel y cuando nos dijieron que ya estábamos en Israel, fue un choque.
“El encuentro con los soldados que nos trajieron a Israel y que cuidaron de nosotros me hizo tener ganas de ser oficial del ejército. Sabía de eso desde el día que entré en el ejército. Creía ser esta una buena manera de integrarme a la sociedad. Creo que la buena voluntad del sistema de me absorver era verdadero. No era cosa de relaciones públicas. La mayor emoción fue la ceremonia de cierre del curso de oficilaes. Mis padres vinieron, mi hermano y mis hermanas también, sentí un orgullo muy grande. Pasaba por mi cabeza en aquel momento que yo había realizado un sueño. Dije para mí misma: conquisté aquello que yo quería, yo puedo avanzar y nada puede detenerme.
“Creo que el lugar que cambié algo fue adelante de los postulantes al servicio de seguridad. No hay dudas que al ver una oficial etíope que explica para candidatos etíopes sobre el ejército eso les da confianza. Ellos pensaron: yo también puedo ser comandante del ejército, lo que nos dicen no es mentira. En esa misma época hubieron casos de soldados etíopes que se suicidaron. La motivación para servir al ejército estaba baja. Yo me acuerdo que andábamos por Israel explicando que no era como aparecía en los diarios. Esos postulantes se molestaban con la discriminación y yo expliqué que sí, había discriminación pero eso en todas partes no solo en el ejército. Si mañana yo voy al médico y piensan que yo vine de una selva, no quiere decir que nunca más iré al médico, no?. Dije que nosotros necesitábamos explicar, probar, luchar. Les dije que sé que hay personas que piensan que un etíope no puede ser oficial y necesitábamos mostrar que eso no es verdad. Hace falta preguntar de donde viene el preconcepto. En una conversación de pocos minutos no se cambia una persona pero puede hacer con que piense dos veces.
“Mi vocación es biología y había un dilema de lo que debo estudiar. Elegí educación especial porque me sentía responsable por los niños etíopes. Necesito trabajar y estudiar al mismo tiempo. Nuestra situación económica empeoró, vinimos para acá sin nada, no tenemos ahorros y sé que debo cuidar de mí misma porque nadie hará eso por mí. Sé que es importante que yo tenga una profesión en uno, dos años. Yo confío en mí mísma y sé que sobreviviré”.
Doctor Bitau
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Doctor, tiene 24 años, entró al ejército en junio 1998 y hoy es comandante por cuarta vez del curso de comandantes de la policía de frontera, después de tener ganado título de excelencia en la Tironut (=tres primeros meses del ejército).
La figura más israelí para él es Abraham Burg. Le gusta ver el noticiario del Canal 2 y de deportes. No tiene tiempo para leer libros, le el suplemento deportivo del diario “Iediot” y hace las cruzadas del diario “Maariv”.
“Doctor en amárico es doctor. Para nosotros que tenemos la piel blanca es doctor, tiene título académico. Cuando yo nací era claro y mi madre me llamaba de ‘doctor’. Después un tío mío me hizo un montón de preguntas y yo repetí todo lo que el dijo lo que comprobó mi nombre.
“Antes de hacer aliá pensaba que Israel era Jerusalem, y que Jerusalem era un lugar perfecto, toda hecha de oro. Pensé que había solo judíos acá y apenas “tzadikim” (=justos). Cuando aterrizamos nos llevaron para el hotel Diplomat en Jerusalem. De mañana me desperté con el Moazin (=rezo árabe hecha de una torre en cada aldea árabe). No creía que había llegado a Israel, pensaba que estábamos todabía en alguna parada en el medio del camino. Solamente cuando encontré a mi abuelo que vino en la Operacíon Moisés, entendí que habíamos realmente llegado a Jerusalem. No me quedé decepcionado pero sentí amargura, mis expectativas eran enormes y de repente – bum.
“Con 15 años mis padres se mudaron para Migdal Haemek y me mandaron para un internado religioso. Hoy no soy religioso, no es fácil ser religioso, pero soy feliz porque me mandaron para allá. Estudié Historia de Israel, Torá, Judaísmo. Ahora tengo una conexión con el país que vivo. Agradezco a Dios por haberme mandado para allá.
“Yo conozco el chiste del etíope que llega al cielo. (“Vos preferís el paraiso o el infierno? Pregunta el angel Gabriel. “¿Qué, no hay policía de frontera?). Reir es bueno, pero no me siento así. A mi me gusta estar allá. No me parece que hago el trabajo pesado para los otros, como dicen. Antes de entrar, quería ser Golani (=gorra marrón) pero no me dejaron por mi profil (=define el perfil físico del soldado, siendo el máximo 97, porque el brit milá baja 3). Recién que llegue a la Tironut me llevé bien con las personas, creo que todo depende de cada uno. Si te llevás con todos entonces te reciben bien. Yo rápido me aproximé de las personas. Cuando era menor me ofendía cuando me llamabam de “kushi” (=negro) pero con el pasar del tiempo aprendí a no ofenderme.
“Hoy soy comandante de 11 soldados, siendo un ruso y otro etíope. Me controló para no darle un tratamiento especial, nunca hablo con él en amárico. Como comandante exijo disciplina pero creo que soy bueno, no soy demasiado duro. Los soldados no se quejan de que el comandante los haga correr de un lado a otro con la condición de que él sea justo y este listo para escucharlos. Estoy siempre dispuesto a escuchar. Aprendí mucho siendo comandante.
“Yo tenía un janij en el majzor pasado, inmigrante de los EE.UU. Él no se llebaba con los otros soldados. Me identifiqué con él y me apegué a él. Le dije que tampoco fue fácil para mí y que no me llevé rápido con los demás. Vi que él era una buena persona y que no le gustaba la falsedad, pero era cabeza dura y el problema no se resolvió. En el medio del curso el tuvo que dejar, pero conseguí al menos que se quedase con nosotros hasta la mitad.
“Mi sueño más grande es hacer el curso de oficiales para que mis padres me vean en la ceremonia de finalización. A veces pienso que podría dejar el puesto al otro día, solo para que mis padres me vean en la ceremonia y estén orgullosos de mí. Es tan importante para mí. El peor problema de la juventud es la relación con los padres. Yo me esfuerzo para dar a mis padres el mayor respeto. Mi padre no trabaja, él perdió su trabajo tradicional y yo sé cuanto es díficil para él. Yo siento el dolor porque en Etiopía su situación era mejor. Nunca haré algo que le pueda molestar, no voy a fumar, no salgo en el Shabat, no me haré peinados Afro porque es considerado de marginales, no dire ‘no’, no me sentaré a su lado en el sillón.
“Hoy soy más abierto con mi padre, soy adulto y comandante del ejército. Cuando hablo con mi madre sobre mujeres, no escondo eso de él. Mi novia también viene a dormir en mi casa. No es costumbre entre nosotros porque no estamos comprometidos pero los tiempos cambiaron, esto es Israel.
“Su nombre es Tamar, la conocí en el Bnei Hakiva, éramos amigos hace mucho tiempo. Para mí ella es la más Linda del mundo. A veces vamos al cine o a bares pero generalmente nos quedamos en casa con la familia.
“Yo me espero casar con ella. Yo quiero el máximo de hijos posibles pero solo si voy a poder sustentarlos de la mejor manera posible. No quiero ser rico ni pobre, solo quiero vivir bien. Cuando tenga hijos quiero que ellos me traten como hijos israelíes normales, no como etíopes, por más que me gustaría enseñarles a ser generosos y tranquilos, como los etíopes.
“Lo que más me gusta en Israel es la apertura. En Israel si las personas se pelean, después de dos horas están bien otra vez. En Etiopía se guarda rencor durante años. Lo que no me gusta en Israel es la falta de respeto. Me molesta cuando me cargan por el acento. Como comandante quiero ser perfecto, quiero que mi acento sea lo más israelí posible y las cargas me molestan.
“A veces yo pienso que yo pierdo algo en el intento de ser israelí pero para ser aceptado en la sociedad es necesario ser práctico, ser ‘cara dura’, no se puede sin ser ‘cara dura’, esta es la realidad, este es el precio y estoy dispuesto a pagar ese precio”.
David Habatau
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
David tiene 18 años, estudia Megamá de deportes en el internado Hadasa. Él es el más grande de 3 hermanos. Su madre, dueña de casa, vive en Natania, su padre volvió a Etiopía. Él es considerado uno de los mejores corredores de 3.000 y 5.000 metros.
La figura más israelí para él es Ben Gurión. Su programa de televisión preferido es “Lagat Baosher” (=novela israelí), lee el diario “Yediot Ajronot” y sobre su cabecera esta el libro de Dorit Ogdar sobre los inmigrantes etíopes que le hace llorar.
“Hay jóvenes etíopes que se alejan completamente de lo que es el israelí. Tienen la influencia de los negros americanos y eso no es bueno. No entiendo que orgullo sienten, no los llevará para ningún lugar. Ellos se prenden con los EE.UU. y se olvidan de lo que realmente son, ante todo judíos.
“Yo me siento más israelí, pero no me olvido de mis raíces. Yo escucho musica en amárico. Yo compro esos cassetts en la terminal de Natania. A mi me gusta el Bassango, música acompañada por un instrumento parecido con una guitarra. También me gusta la Ascasta, músicas con ritmo que se puede bailar. Lo que llega a la Terminal es lo que se escucha en Etiopía. A veces en los viernes yo veo el noticiero en amárico, es bueno porque muestra un retrato de como están los inmigrantes. A veces también escucho la radio en amárico. Mi peluquera es de Rusia y queda cerca de mi casa pero yo estoy pensando en hacerme un peinado Afro. Mi pelo está horrible.
“Venimos de una aldea cerca de Gondar. Tuvimos problemas en la familia porque mis tíos por parte de padre no querían que dejáramos Etiopía. Nosotros ayudábamos con el ganado. Mi padre también se quería quedar pero al final mi madre lo convenció de partir. No sé como. Después de un año y medio mi padre ya volvia a Etiopía. Él tenía una buena vida allá, tiene hijos de otra mujer. Habló con él por teléfono, solo una vez por año. El llamado fue cortado. Me acostumbré a la vida sin padre. Me gustaría ir a Etiopía a visitarlo, realmente me gustaría pero ahora no es posible.
“A los 14 años me mandaron a un internado religioso en Talpiot. Me dijieron, hay un jug de corrida, quien quiere participar que venga a las prubas de tarde. Fui y descubrí que tenía vocación. No se de donde, simplemente lo tengo. El entrenador me pidió para que yo vaya siempre. Pasé al internado Hadassa después de un año para estudiar en la Megamá de deportes. Fui con algunos amigos también etíopes. Esos son hoy mis mejores amigos. Soy amigo de todos pero esos son mis amigos confidentes.
“ La vida en el internado hasta que es buena. A veces extraño a mi casa pero lo bueno es que estoy con mis amigos y recibo la ayuda que no recibiría en casa. En la pieza somos 5 etíopes y un ruso. Se llama Vitali. Él pidió para estar con nosotros para poder aprender hebreo porque en la pieza de los rusos solo se habla ruso. Con nosotros él solo habla en hebreo. Cuando él no está en la pieza a veces hablamos en amárico. No tenemos diferencias de mentalidad, ante todo somos deportistas.
“Yo quiero llegar mucho más lejos con el atletismo, ir para campeonatos mundiales y para las Olimpíadas. Todavía no llegué a mi máximo pero quiero llegar hasta allá. Hay un problema en Israel para que podamos llegar a nuestro máximo y no es porque somos etíopes sino por la relación general con el atletismo. Si no es en el deporte quiero destacarme en otra área. Me gustaría ser abogado o cualquier otra profesión académica. No siento que nada me puede detener.
“Una vez fui a un bar nuevo que abrió en Natania con un amigo israelí y otros dos etíopes. Era un bar de israelíes. Me acuerdo que nos tiraron a los etíopes para un costado y nos revisaron pero nuestro amigo israelí no. Nos dijieron para no hacer problemas adentro. Nos sentimos mal. No nos quejamos pero preguntamos a los de seguridad porque hacían eso. Solo porque ellos eran etíopes? Ellos dijieron que en los bares de etíopes hay problemas y ellos tenían miedo. Y es así. Realmente en los bares hay peleas.
“Me gustaría en el ejército servir en el ‘Duvdevan’ (=en hebreo, cereza y es una unidad de operaciones especiales). Escuché muchas cosas buenas sobre esta unidad. Lo que me preocupa son los suicidios. Cuando pienso en eso creo que los soldados etíopes se suicidaron por el racismo. Cosas como “kushim” (=negros) y cosas del estilo. Eso realmente me preocupa. Creo que todo va a dar bien conmigo pero eso me preocupa.
“Yo, gracias a Dios, respeto mi madre. Nuestra relación quedó igual como era en Etiopía, lo que ella dice, yo hago. Cuando estoy en mi casa soy un etíope. No diré a mi madre nada que le pueda lastimar, Dios me salve. Si yo quiero salir de noche y ella dice no, yo me quedo en casa. Ella me ve como un adulto y no me dice no.
“Tengo una novia etíope. Nos conocemos hace 6 meses en el casamiento de un pariente. Ella tiene 17 años. Mi relación con el sexo opuesto es laica. No recibí el permiso de mi novia entonces no hablaré sobre ella. Nosotros paseamos mucho juntos en los fines de semana.Yo no pienso en casamiento. Yo quiero dos o tres hijos máximo, quiero todo lo bueno para mis hijos, quiero para ellos todo lo que yo no tuve”.
Shlomo Ileahu
(Fuente: Mossaf Haaretz, Haaretz, 11.05.2001)
Shlomo cumple 10 años en el dia 24/05. Él nació en el avión, de camino a Israel, uno de los 8 partos de la Operación Salomón. Estudia en el colegio religioso de su ciudad, Rishon Letzion. Él tiene 7 hermanos. Su madre Danka es dueña de casa. Su padre falleció el año pasado de cáncer.
La figura más israelí a su parecer es Ariel Sharon. Su programa preferido es Pokemon y juegos de fútbol. El último libro que leyó fue el album histórico ‘No en una bandeja de plata” y cuando crezca leerá el diario “Yediot”.
La madre de Shlomo: “Yo me acuerdo como los niños se subían a los árboles en Adis Abeba antes de la Operación y cantaban músicas sobre Jerusalem y sobre Eretz Israel. Sabíamos que esta es la Tierra Santa, que hay solo judíos y que la comida baja de los cielos en cantidades, leche y miel.
“En el viernes, poco antes de subir al avión, mientras hacía los preparativos para el Shabat, me empecé a sentir mal. Quería volverme a casa, porque nuestros vecinos católicos nos propusieron comprar nuestros objetos antes de que nos vayamos, pero me sentía tan mal que no lo hice. En el avión vomité y vomite. No me acuerdo nada del parto. Como puede ser que tantas mujeres dieron la luz en el avión? Tal vez de tanta emoción, pero yo di la luz en el tiempo correcto.
“Yo no sé hebreo muy bien y en las reuniones de Shlomo y Abraham, 8 años voy con mi hija Tikonesh, 16 años, que me ayuda. Para la reunión de padres de Tikonesh, voy con uno de mis hijos casados. No es muy agradable pero no es la cosa mas terrible del mundo. Estoy contenta por haber hecho alia, todo es bueno y lindo. En Etiopía los niños tenían que ir caminando dos días hasta la escuela y alguién podia lastimarlos. Acá está todo cerca, acá no necesitamos preocuparnos con nada, se que los niños están seguros. Es una lástima que mi esposo no pueda ver esto.
La hermana de Shlomo, Tikonesh: “Yo soy la más grande de la casa y estoy contenta de tener ese cargo. Me da responsabilidades a pesar de que a veces me molesta. A mi no me gusta ir con mi madre a las reuniones. A mi me gustaba cuando ella era responsable de todo. Pero yo lo hago”.
Shlomo: “Yo cuento a veces a mis amigos que nací en un avión. Eso me hace ser un poco especial, pero generalmente ellos contestan que no les interesa.
“Lo que más me gusta en Israel son los juegos de computadora. A mí me gusta de personas volando y con armas. Me gustan músicas israelíes y americanas, principalmente Raper. En la escuela me gusta matemáticas y Torá. En matemáticas me gusta estudiar la multiplicación y en Torá el libro “Exodus”.
“A mí me gusta jugar al fútbol e hincho por Macabi Haifa. Ya hinché por Betar pero Abraham me convenció a hinchar por Macabi. Cuando los veo en la televisión yo grito “el verde sube!!!”. (…) Cuando yo crezca yo quiero ser jugador de fútbol y cantante.
“Lo que no me gusta en Israel es la guerra. Si viviera en la orilla del Río Jordán sería todavía más asustador. Tengo miedo que la guerra me mate. Cuando yo crezca no quiero servir al ejército. Yo no quiero morir”.
6. Kassa Samu
(Fuente: Jornal Interno “Maraá” do Centro de Absorção de Mevasseret Tzion)
Mora hace 2 años en el Centro de Absorción de Mevaseret Tzion
“Mis padres tenían un sueño de ver Israel, ellos rezaban para llegar a Jerusalem. Ellos murieron pero en sus nombres seguimos manteniendo las tradiciones y la conexión con el judaísmo.
Entrevistadora: ¿Por qué demoró tanto para que los judíos de Kuara hagan aliá?
Kassa: Porque la distancia y la falta de comunicación. No había contacto con el resto de los judíos en Etiopía y la noticia llegó tarde.
E: ¿Qué pensaba sobre Israel?
Kassa: “Eretz Zavat Jalav Udvash”, soñé con Jerusalem.
E: ¿Cómo es la vida en el Centro de Absorción?
Kassa: El Gobierno de Israel cuidó de nosotros de la mejor manera, en especial con su preocupación con los jóvenes y los viejos. Los trabajadores (=aquellos que cuidan de los temas de absorción) nos explicaron todo como se mostraran el camino a un ciego. Entre los trabajadores etíopes y nosotros existe un buen entendimiento. Hoy también los trabajadores israelíes nos conocen bien y no siempre el idioma es un obstáculo.
E: ¿Cuales son los miedos en la mudanza para un nuevo lugar?
Kassa: Me hace acordar cuando partí antes. Yo quiero conocer nuevas personas. Yo deseo paz para Israel, que exista el amor entre todos y la reunificación de nuestras familias.
PARTE III: EL LARGO PROCESO DE ABSORCIÓN EN ISRAEL
1. INTRODUCCIÓN
Como sabemos, la absorción en un lugar nuevo no es fácil. Un país nuevo, una gente nueva, una sociedad nueva, un idioma nuevo, un paisaje nuevo, una nueva manera de vida. Nuevas reglas, nuevos derechos y nuevos deberes. No es fácil. Pero es posible e Israel demuestra, a la misma vez con los problemas existentes, éxitos en la absorción de diferentes grupos y etnias que aquí llegaron.
La “ley del Retorno” permite la vuelta de los judíos a su país y de este momento en adelante empieza el proceso de absorción en Israel. En el caso de los judíos etíopes, la absorción puede ser vista como un largo proceso. Primeramente porque se trata de diferentes operaciones por las cuales llegaron estos judíos a Israel: operaciónes Moisés, Reina de Sabá, Yoshua, Salomón sin contar con otras diferentes olas inmigratorias, como por ejemplo la actual ola.
El proceso sigue y pasa por diversas estaciónes: del aeropuerto a una vivienda provisoria que durante mucho tiempo eran en traillers. Actualmente hablamos de una absorción directamente para los centros de absorción. La próxima conquista es lo que denominamos “Diur Kevah”, o sea, una vivienda fija. La obstención de ésta es fruto de la ayuda del gobierno bien como de las asistentes sociales y encargados del Ministerio de Absorción. En general, los judíos etíopes deciden vivir en sus propias comunidades, formando nuevamente, mismo dentro de ciudades, una forma de vida familiar/tribal.
Y entonces, el nuevo y dificil paso en el proceso de absorción: la absorción en la sociedad israelí. Desafíos como el aprendizaje de la lengua, la formación profesional y la obtención de empleo se suman al choque cultural de los inmigrantes y a la mudanza en la jerarquía familiar bien definida que tenían en Etiopía la cual en Israel se transforma y todos estos elementos juntos crean un retrato difícil de absorción de esta etnia.
En este apostila que trataremos, através de textos y datos, trae una muestra pequeña de los éxitos y de las dificultades de este proceso.
2. ISRAEL ABSORVIENDO ALIA
Ministerio de Absorción de Alia – Absorción de Alia 1989-2000
Abril, 2001
(Fuente: www.moia.gov.il/ivrit/statistika/statist/matz2000 – 28.11.01)
Introducción
La integración de los inmigrantes en la sociedad Israelí es un desafío muy grande, económico y social que se presenta frente al gobierno de Israel. El grado de su éxito influirá en la sociedad como un todo.
Un millón de inmigrantes que han llegado al país en la última década es uno de los factores principales en el crecimiento del país.
Ingenieros, Académicos, miles de científicos y artistas son una “riqueza humana”, preparada, profesional y valiosa para el desarollo del país, de la ciencia, de la tecnología y de la cultura en Israel.
Es con gran importancia que el Departamento ve el profundizar de la conciencia de la absorción en la sociedad Israelí, es “kavod” (=respeto) la llave de la palabra: el respeto al inmigrante, a su identidad, a su herencia cultural. Este lado humano maneja la integración del inmigrante con la sociedad, además de incentivar la alia. La última década nos enseña una lección: es necesario invertir de forma directa en los inmigrantes y que cada grupo de inmigrantes se encuentre con sus propios obstáculos en la absorción y nosotros tenemos que dar una respuesta a eso, a veces, en forma privada.
El tratamiento de calidad y el análisis particular de cada grupo de inmigrantes forman la línea de acción de estos 11 años de absorción de alia.
3. Estadísticas
(Fuente: Jornal Haaretz, Mussaf Haaretz, 11.05.2001)
§ En Israel viven hoy 76.500 judíos etíopes de los cuales 14.310 llegaron en la Operación Salomón.
§ 12% viven en Natania
11.4% viven en Kiriat Malaji
10% viven en Ashdod
9% viven en Beer Sheva
9% viven en Jedera
8% viven en Ashkelon.
§ La tasa de desempleo entre la población masculina es de 70%, la tasa que aumenta considerablemente con la edad. El sueldo medio de aquellos que están empleados es 2.699.97 shkalim.
§ La tasa de ocupación de las mujeres etíopes baja y no pasa del 30%.
§ 49% de las familias etíopes en Israel viven en casas llenas, dos o más personas por cuarto, mientras que el porcentaje en la población judía general es de 6%.
§ 60% de las familias de judíos etíopes tienen 5 hijos o más.
§ Solo 28% de los padres etíopes pueden leer y escribir hebreo.
§ 40% de las familias no tienen calefacción en las casas.
§ 10% de las familias no tienen heladera.
§ En los internados religiosos se encuentran 748 etíopes venidos en la Operación Salomón mientras que en los no religiosos 568.
§ Datos no oficiales afirman que hoy 2.700 etíopes sirven en el ejército siendo un tercio de ellos mandados a la Policía de frontera (Mishmar Hagvul). De acuerdo con datos de la Tzavá 6% de los soldados etíopes se tornan comandantes, hay 20% de mujeres que sirven en el ejército mientras que el número de hombres llega a 74%.
§ El instituto “Smith” hizo una encuesta por teléfono en mayo del 2000 a 501 entrevistados y estos son los resultados de la encuesta:
58% afirmaron que no conocen personalmente ningun judío etíope
82% afirmaron no tener ningún amigo etíope
29% concuerdaran con la frase “los etíopes son un peso para la economía Israelí”
48% concuerdaran con la frase “los etíopes son un problema social grave”
24% afirmaron no aceptar que los etíopes son “100% judíos”
71% afirmaron que veían como un “problema” el hecho de una hija o nieta suya salir con un etíope.
(Fuente: www.snunitk12.il/seder/ethiopia)
Encuesta hecha en 1999 demuenstra que:
§ Más de 17% de los judíos etíopes entre 12-18 años dejan la escuela.
§ Centenas de niños entre 6-12 años no van periódicamente a la escuela.
§ En 1997 24% de los estudiantes etíopes de 17-18 años dejaron la escuela y no terminaron sus estudios.
§ Solamente 19% de los estudiantes etíopes tienen Teudat Bagrut-diploma de la escuela despues de las pruebas- mientras que en la población general ese índice es de 50%.
§ Solamente 58% de los estudiantes etíopes llegan a la escuela con todo el material escolar necesario mientras que en la población general el indice es 79%.
§ Más del 72% de los niños etíopes vienen de familias que se encuentran en condiciones de pobreza y 70% viven en barrios pobres, en caravanas o en centros de absorción.
§ Entre 1994-1996 fueron fichadas en la policía 980 jóvenes etíopes.
4. EL APOYO A LOS INMIGRANTES – YULI (YAEL) TAMIR
(Fuente: el Cuaderno Cultural, Wizo – Trad. Nancy Rozenchan)
(Yuli Tamir es Ministra de la Absorción y Inmigración de Israel desde 1999. Era profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Tel Aviv y profesora invitada de universidades de diversos países)
La inmigración no es algo fácil. Toda persona fuerte, dispuesta a cualquier modificación que sea, esta conectada a su idioma y a su cultura; el desligamento de ellos puede ser comparado con la pérdida de una entidad cercana.
Israel es un país que absorve la inmigración. Durante años, llegaron a Israel inmigrantes de diversos lugares y cada grupo imprimió su marca en la sociedad israelí. Cada ola imigratoria trajo con ella nuevos hábitos, los idiomas y daba una nueva cara al Estado de Israel que se homogenizaba. Cada una de estas olas también han arrastrado con ella nuevas crisis y grandes dolores, algunos, transitorios, y otros que siguen hasta el día de hoy.
La inmigración de los judíos de Etiopía sensibilizó a todos los ciudadanos del país. Las fotos de aquellos judíos cargando en las espaldas sus pocas pertencias y sus niños frágiles penetraron en los corazones de todos nosotros. El Estado de Israel aguantó la respiración frente a la extraordinária fuerza de voluntad que los judíos de Etiopía demostraron con el fin de llegar al país, frente a las augurias del camino, que más de una vez, se tornaron en tragedias humanas pungentes. Nos pareció que cada uno de nosotros se pararia para hacer algo por aquellos inmigrantes, que cada ciudadano del país contribuiría, y no con poco, para la absorción de ellos en el país. Pareció que la absorción de ellos, apesar de las diferencias y diversidades entre Etiopía e Israel, sería relativamente fácil y suave.
La realidad se mostró diferente. En verdad, muchas personas ayudaron a los inmigrantes y el Estado también contribuyó con su parte y, apesar de todo eso, se averiguó que las diferencias entre la realidad de la cual provenían los inmigrantes y la realidad israelí son grandes e numerosas. Esas diversidades se expresan en muchos ámbitos: fuentes de empleo, jerarquía familiar, posición de las mujeres en la sociedad, etc. A esas se sumó el problema del idioma y del aprendizaje del hebreo, cuyo desconocimiento dificulta la obtención de empleo.
La comunidad etíope enfrenta actualmente dos problemas básicos: habitación y desempleo. Los traillers en que los inmigrantes viven no proporcionan prestigio al país. Mi primer objetivo como Ministra de la Absorción, fue el de eliminar ese tipo de vivienda. Veo en la transferencia para una vivienda estable y fija uno de los principales objetivos de mi función.
Hace dos meses solicité una reunión del gabinete económico, asociado a mí, para la cuestión de los inmigrantes de Etiopía. Obtuve un informe detallado para ser analizado por los ministros, un informe duro, cuyos datos llevan a revelaciones dificiles. Con la ayuda integral del primer ministro y del ministro de las finanzas, presentamos una propuesta deliberativa que incluye la creación de un equipo interministerial, bajo mi dirección, para apresurar el tratamiento de los miembros de esa etnia y obtener los recursos para esto.
También determinaron establecer, en las comunidades fijas, directorios de los barrios que serán financiados por el ministerio de las finanzas en coordinación con el ministerio de la absorción y de la inmigración. En los barrios donde más del 30% de la población es constituida por los inmigrantes que proceden de Etiópia, será instituida una ley de educación gratuita para los niños de tres y cuatro años y aumentar el horario de la escuela.
La prioridad de la ayuda a los miembros de la etnia y de las actividades adicionales, que moderarán las tensiones sociales entre los viejos habitantes e inmigrantes, son una prueba de honor para la sociedad israelí y el éxito será el éxito de todos nosotros.
De la misma manera, más allá de las actividades de ayuda a la comunidad, veo necesidad de registrar para la posterioridad el sufrimiento y el dolor que esta etnia sufrió en su llegada a Israel. La valentía y el precio alto merecen ser colocados en un monumento a la altura de eso, de que sea también un punto de reunión anual de los que desean asociarse a la memoria de los seres queridos. Prometo a la comunidad que será encontrada una solución adecuada y honrosa para la cuestión del monumento. Nosotros, conjuntamente con las cabezas y los líderes de la etnia, iniciamos la búsqueda de un lugar adecuado para su construcción y nos imaginamos llegar brevemente a una decisión, que tomará con cuidado del deseo de respetar la memoria de los que se fuerón y también los que viven en Israel.
Somos concientes que todavía existen muchos que desean inmigrar a Israel, que se encuentran en campamentos transitorios en Adis y Gunda, en condiciones intolerables. Solicité al ministro del interior, Sr. Natan Sharansky, que envíe inmediatamente un equipo a Etiopía para decidir quién tiene derecho o no de inmigrar a Israel. Nos es prohibido, como país, cultivar ilusiones entre esos que de todas manera no podrán inmigrar y, por otra parte, los que tienen ese derecho deben llegar cuanto antes posible.
Sé que el proceso de la absorción es doloroso y no es fácil, no obstante creo que los miembros de la etnia pueden y son capaces de integrarse con gran éxito en la sociedad israelí. Cuando veo los jóvenes etíopes entrando al ejército de Israel y estudiando en las universidades, sé que en la comunidad etíope brotó una nueva generación de gente maravillosa de quien el estado de Israel debe estar orgulloso. Estos jóvenes son la prueba de que con la inversión correcta y sensibilidad es posible sobreponerse a todas las dificultades, llegar a la posición ideal y máxima integración. Sé que el gobierno de Israel considera la absorción y la integración de los inmigrantes del Etiopía un objetivo central e importante. El ministerio de absorción y yo, como la persona que está a su frente, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr los objetivos que nos hemos propuesto para el año 2000.
Espero y creo que yo y el equipo del ministerio podamos, en todos los momentos, ser un hombro de ayuda, un brazo y una mano extendida para los inmigrantes.
5. LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS JUDÍOS ETÍOPES EN ISRAEL
(Fuente: La asociación de Israel por los judíos etíopes (IAEJ) http://www.us-/
israel.org/jsource/Judaism/ejdesc/html. 08.01.02)
El Estado Económico y Social
La mayoría de la comunidad etíope vive abajo de la línea de la pobreza definida por el gobierno de Israel. La gente no pasa hambre, aunque los niños etíopes llegan a la escuela sin desayunar a la mañana y en las escuelas que ofrecen el almuerzo, los niños están contentos por recibir cualquier simple almuerzo que se les de.
Muchas de las familias con los niños pequeños son dirigidas por hombres desempleados, en sus 50 o 60 años (la edad avanzada de los padres se atribuye a la práctica común de los hombres que se casan con mujeres de 20-30 años menores que ellos). Agregando el alto índice de las madres solteras (que tampoco pueden trabajar), llegamos al hecho de que ese porcentaje alto de las familias de los etíopes se dirigen por una persona que no es independiente financieramente. Mismo los que trabajan, tienen dificultad para sostener a sus familias con su salario mínimo de $650-$900 por mes.
Las generaciones más viejas pasan la mayor parte se su tiempo viajando por el país, entre las uniones y los entierros, en la tentativa de guardar los costumbres sociales y familiares de Etiópia. (una familia etíope tradicional consiste en 500-1200 miembros y se deben conocer todos en la familia). Un miembro de la vieja generación el cual vivió su vida adulta en Etiopía es juzgado por sus parientes no por lo duro que trabaja o por sus ambiciones sino por la atención y seriedad para con sus obligaciones sociales. Los factores culturales también influencian en la prioridad que se da a los distintos elementos en la educación de los niños, eso es pasado a las manos y al tratamiento del gobierno. Mismo el deseo de intervenir en la educación de sus hijos, su capacidad limitada del hebreo como el de leer y escribir en su lengua apropiada los limita.
Numerosas familias viven en barrios pobres en concentraciones etíopes. Esta situación es resultado de diferentes programas gubernamentales que tenían como objetivo sacar a los etíopes de los traillers donde vivían. Esos programas especificaron que los mismos podían adquirir departamentos en el centro del país pero apenas cedieron financiamento para comprar en los barrios pobres. El peor aspecto de esta situación sobre la cual escuchamos cada vez mas es la de niños que andan por las calles, shoppings y casas lotéricas hasta altas horas de la noche. Ellos faltan a clases para eso o simplemente van después de las clases. Estos niños empiezan a robar. Los padres no tienen mucho control sobre eso porque tienen muchos hijos, departamentos pequeños y la sensación de que ya no saben más como disciplinar a sus hijos, principalmente porque sus hijos saben muy poco el idioma etíope, amárico y hablan el hebreo de la calle.
La delincuencia juvenil crece entre los niños chicos de 8-9 años. Un programa hecho en Beer Sheva intenta ayudar niños de la escuela primaria y secundaria que se quedan en los shoppings hasta tarde, faltan a clases de manera casi regular y están envueltos con robos chicos. Los informes de este programa demuestran que esta realidad envuelve 300 niños menores de 14 años solamente en Beer Sheva. Existen otros grupos criminales etíopes en otras ciudades donde existen una concentración de inmigrantes como Rehovot, Rishon Letzion, Netania, Beer Sheva, Jadera, etc., así como en Tel Aviv. En los barrios con grandes concentración de inmigrantes etíopes, criminales isralíes reclutan jóvenes etíopes para actividades criminales y venta de drogas.
Educación
La educación es la única manera de mejorar la situación económica y social de los etíopes judíos. Estudiantes etíopes se encuentran con innumerables obstáculos en el sistema educativo israelí y como resultado vemos el aumento del número de etíopes que abandonan los estudios de la escuela. Esto continúa el ciclo de la pobreza.
La gran mayoría de los etíopes niños no frecuentan ningún jardín de infantes preescolar o hasta la edad de 4 años, la mayoría por problemas económico. La mayoría de las madres no trabajan y no pueden pagar, ya que sostener un hijo en un programa como este cuesta por mes alredor de $350 y si hay dos chicos menores de 4 años el costo llega a ser igual al sueldo mensual familiar. Además de que no pueden mandar sus hijos a el preescolar, las familias no saben enseñar a sus hijos aquello que deberían aprender en el preescolar. Cerca de 1.500 de las 6.000 familias con niños de edad pre-escolar reciben una orientación semanal sobre como pueden estimular sus chicos intelectualmente y verbalmente pero está lejos de ser suficiente. Los estudiosos afirman que la edad de 0-4 años es crucial en temas de aprendizaje, principalmente cuando se tratan de chicos provenientes de familias analfabetas y que no dominan el hebreo.
En las escuelas primarias, la historia sigue siendo la misma. Los chicos siguen concentrados en escuelas de bajo nivel con 20%-35% de alumnos etíopes. El restante de los alumnos son provenientes del Norte de África y de inmigrantes de Europa Oriental. El mayor problema es la alfabetización. Basado en tests, una gran porcentaje de chicos no aprenden a leer y por eso el alto índice de abandono de los estudios. Este año, un programa especial y experimental de alfabetización fue desarollado por el Centro de Estudios Diferencial de Tel Aviv, usando un método que divide el proceso de aprendizaje de la lectura en partes. El secreto del método es el foco y el test hecho con cada chico individualmente con el claro objetivo de crear la responsabilidad que todo niño tiene que aprender a leer. Esta dando bien, de manera milagrosa. Apenas uno entre veinte estudiantes de la secundaria aprendieron a leer antes del inicio del programa. En pocos meses, todos los estudiantes del programa aprendieron a leer fluentemente.
Los mismos problemas existen en otras dos materias: matemáticas e inglés. La mayoría de los niños no reciben la atención que necesitan. Como demuestra un estudio hecho por la JDC Brookdale, las 9 escuelas con alta concentración de etíopes podemos ver una gran diferencia entre las notas de los etíopes y de los israelíes nativos en todas las disciplinas importantes. En otro estudio reciente en 6 escuelas, 50% de los niños de la Operación Salomón y 48% de las niños cuyas faimilias llegaron hace 12 años en la Operación Moisés o antes (quiere decir, probablemente nacieron en Israel) son considerados por los profesores como abajo del nivel de la clase en comprensión de textos. Comparando, 23% de los israelíes nativos, niños no etíopes son así considerados por sus profesores. En matemáticas, 56% de los niños de la Operación Salomón y 51% de la Operación Moisés son considerados como abajo del nivel de la clase, al revés de los 21% de los niños israelíes nativos.
Otro grave problema es que los profesores subestiman los estudiantes. Una nota del diario israelí “Haaretz” demuestra un estudio hecho por el JDC Brookdale en algunas escuelas profesores acostumbran subestimar las notas que los niños etíopes recebieron en la prueba en 20 puntos percentuales. La real nota de los alumnos etíopes es apenas 10% abajo de la del resto de los niños mientras que la estimaba de los profesores es de que será de 30%. Este es un indicador de la manera como el sistema ve los etíopes, constantemente subestimando sus capacidades.
La falta de material escolar incluyendo libros persiste. Los maestros afirman que apenas 58% de los nuevos inmigrantes etíopes llegan a la escuela con el material necesario todos los días. Los niños de la Operación Moisés los cuales ya no reciben subsidio para la compra del material escolar 54% llegan preparados a la escuela.
Peor todavía son las estadísticas en relación a los deberes de casa. Los maestros afirman que
solo 41% de los niños etíopes preparan los deberes de casa regularmente mientras que 71% de los isralíes nativos lo hacen. Muchas son las razones para el fenómeno entre ellos podemos citar la escasez del material escolar, malas condiciones de vivienda, falta de conocimientos básicos.
Parte del problema de la educación primaria viene del hecho de que cerca de 80% de los niños menores se encuentran en escuelas religiosas que son menores y menos fuertes que las otras (principalmente en las áreas donde los etíopes viven). De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Educación eso ocurre porque las escuelas no religiosas no quieren alumnos etíopes, hacen pocos esfuerzos para reclutarlos y hasta mismo dificultan su ingreso en sus escuelas. Una educación religiosa e importante para los padres pero el problema es que se tratan de escuelas más débiles y con grande concentración de etíopes.
Estos problemas siguen en la educación secundaria donde la segregación es todavía más marcada por el hecho de que dos o tres escuelas religiosas con gran concentración de etíopes entran en una única escuela secundaria. Con la división entre alumnos “rápidos” y “lentos” (basada en general en matemáticas, ciencias e inglés), los etíopes entran en general en las salas más lentas. Por más que el hecho de poder ser justificado, un curso intensivo en el verano de tres meses de inglés o matemáticas puede fácilmente ayudar a aumentar su nivel en estas materias. Ese tipo de curso se realiza pero en pequeña escala.
La mayoría de los jóvenes etíopes estudian en sistema de internado. Por más que ese sistema tiene un lugar valorado en la educación de centenas de inmigrantes, el nivel de estos internados es bajo. La mayoría de los internados ofrecen apenas entrenamiento vocacional y la mayoría de los alumnos provienen de un lugar de desventaje. Además, los jóvenes que ahí estudian quedan separados de sus familias, cuestionando así las responsabilidades tradicionales de la familias de disciplinar y educar los hijos, transmitiendo al internado. Cuando IAEJ (The Israel Association for Ethiopian Jews) empezó su campaña educacional, 90% de los estudiantes etíopes estudaban en ese tipo de escuelas. Ese número bajo para 70% y ese porcentaje sigue diminuyendo.
Además de eso, algunos internados incluyeron clases de “bagrut”. Siendo así un mayor número de etíopes terminan sus estudios con certificado de “bagrut” lo cual es la llave para los estudios académicos en las universidades. Por más de esas mejorías, los internados todavía son un problema.
El porcentaje de etíopes que reciben certificado de “bagrut” es bajísima. Cuando se empezó el programa educacional saltó de 3% a 12%. El Ministerio de Educación habla de 22%. Ese índice no lleva en consideración el abandono escolar que está en la marca de los 45% o más. El porcentaje del resto de la población es 43%.
Actualmente hay 700 estudiantes, tanto antes cuanto después del ejército, participando de los programas preparatorios que permiten a los estudiantes recibir certificado equivalente al de la “bagrut”. El problema básico es que mismo después del curso preparatorio la mayoría de los estudiantes todavía tienen nota tan baja en diferentes cursos como inglés que no pueden entrar ni en la Universidad ni tampoco recibir tal certificado. Hoy hay 400 jóvenes etíopes en Colleges y Universidades. La mayoría estudia profesiones como trabajo social, educación, algunos en Derecho, dos estudiantes de medicina, algunos ingenieros y cerca de 50 hombres y mujeres estudiando enfermería.
El abandono escolar es un problema serio dentre los etíopes. Las estadísticas presentadas en el diario israelí “Haaretz” del día 17 de junio de 1997 estiman entre 1.800 y 2.000 de jóvenes etíopes que abandonaron la escuela. Ese número representa 15% de la población de estudiantes. En algunas comunidades en el científico apenas estudien uno o dos chicos etíopes mientras que 15-16 chicas, lo que demuestra que el abandono escolar pasa con mayor intensidad dentro el sexo masculino.
Conclusión
Apesar del entusiasmo frente la heroica llegada de los judíos etíopes, la situación permanece dificil y demanda nuestra atención para asegurar que la absorción etíope sea un suceso. El foco debe estar en la educación que puede actuar en la prevención de problemas que apenas se formaron en el futuro. Esta es la hora de abrir oportunidades y mejorar esta situación antes que perdamos el control de ella.
LOS INMIGRANTES ETIOPES
Los nuevos israelíes
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Por SERGIO ROTBART
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La inmigración de la ex Unión Soviética en la década del '90 ha marcado un nuevo viraje en la historia de la constitución de Israel como sociedad. Su relación conflictiva con el entorno que le dio un cobijo a veces hostil se explica tanto por la propia vivencia colectiva anterior, como por el contexto en el que le tocó llegar a estas playas, a sus ojos orientales y bastante primitivas. Primera de una serie sobre "Los nuevos israelíes".
Los inmigrantes que llegaron de Etiopía a Israel, conocidos como "falashas" o "Beita Israel", constituyen casi la imagen especular opuesta a los inmigrantes que llegaron de la Unión Soviética y de la Confederación de Estados Independientes desde el punto de vista de sus rasgos sociales característicos y su ubicación en el sistema social. Se trata de un grupo relativamente pequeño, compuesto por alrededor de 60 mil miembros solamente, pero muy sobresaliente por las diferencias primordiales entre él y el resto de la población y por sus bajas habilidades laborales y el escaso capital humano (desde el punto de vista de las exigencias del mercado laboral israelí) que trajo consigo.
Los etíopes fueron traídos a Israel en dos "operaciones" dramáticas y "secretas": la Operación Moshé y la Operación Shlomó. Pero anteriormente a la Operación Moshé llegaron en forma esporádica y no organizada, principalmente a partir de 1977, alrededor de 6 mil inmigrantes etíopes. Hasta entonces inmigraron a Israel desde los años cincuenta cerca de 300 personas solamente. En el marco de la Operación Moshé (1984-85) fueron traídos vía Sudán alrededor de 7 mil personas, y entre ambas operaciones llegaron a Israel cerca de otros 11 mil. En el marco de la Operación Shlomó (en mayo de 1991, ante el final de la guerra civil en Etiopía) fueron traídos 14.300 inmigrantes etíopes, y hasta el final de 1996 se agregaron otros 10 mil. A estas cifras hay que agregarles cerca de otros 12 mil que nacieron en Israel durante el transcurso del tiempo.
El ingreso al estado de Israel de estos nuevos israelíes, denominados hoy en día "judíos etíopes", con piel de color negro, constituye una renovación y otro paso en el proceso de pluralización de la sociedad israelí. Su aparición como categoría social (no como individuos solamente) convierte a Israel en una sociedad aun más multifacética desde el punto de vista étnico y nacional, e introduce una nueva variable social, junto con un límite social de nuevo tipo -que es casi infranqueable-: el límite de la raza. El reconocimiento de los falashas como judíos no fue sobreentendido y, a pesar de dos sentencias halájicas fundamentales que reconocen su judaísmo, fueron obligados a pasar la ceremonia de la conversión, y en materia de matrimonio están supeditados a las sentencias de rabinos ortodoxos reconocidos como "expertos" y autorizados a sentenciar en esos asuntos, mientras que las autoridades religiosas de los etíopes (llamadas keisim) no son reconocidas para celebrar matrimonios, divorcios y entierros.
Según la Ley del Retorno los falashas fueron definidos como judíos (según una comisión interministerial de 1975), pero el judaísmo de cada individuo está puesto en duda "porque de acuerdo al rabinato existen dudas acerca de la mezcla de una minoría de extranjeros en esta tribu judía". En un principio se les exigió a los inmigrantes etíopes la conversión estricta. Parte de los que llegaron en la primera ola aceptaron todas las condiciones severas del rabinato israelí, principalmente por miedo a que la oposición de su parte atrasara la reunificación de familias (gran parte de ellos dejaron familiares en Etiopía: esposos, esposas, hijos, padres y madres). Otros (provenientes de la zona de Gundar) se opusieron a la compulsión religiosa y consideraron la exigencia de la conversión como una muestra de humillación y racismo. Esta actitud llevó a los inmigrantes etíopes a una situación de conflicto directo con el rabinato de Israel, la protesta pública y una huelga que duró más de un mes (en octubre de 1985), más un estallido más grande en enero de 1996. Ante la estridente protesta de 1985 el rabinato se vio obligado a retroceder, aunque sea mínimamente, y decidió reconocer la circuncisión etíope, mientras que se acordó autorizar a un notario matrimonial nacional para que revise individualmente cada caso de registro matrimonial entre los etíopes. En 1988 fue designado David Shalosh, conocido como una autoridad y por sus ideas liberales, en el cargo de notario, pero los etíopes no vieron este paso como una solución unívoca a su condición y su identidad como judíos, compañeros de ruta con igualdad de derechos y calidad de vida en la sociedad israelí.
EL CONTEXTO HISTORICO
Seguramente el historiador británico Eric Hobsbawm sostendría que el de los falashas es un caso típico de lo que él llamó "invención de la tradición" y de la identidad. Si bien esa invención está basada en núcleos existentes, ella expresa el encuentro entre unidades étnicas y religiosas en Etiopía y los intereses y las ideologías de grupos veteranos en la sociedad israelí. El grupo social que presionó en favor del reconocimiento del judaísmo (condicionado) de "Beita Israel", y de la vigencia de la Ley del Retorno en su caso, estuvo compuesto por activistas y rabinos de la ortodoxia y del movimiento religioso nacional, aunque paradójicamente también su discriminación basada en las "dudas en cuanto a su judaísmo" provino del establishment rabínico. Siempre hubo en el judaísmo, parcialmente vinculadas con movimientos escatológicos, tendencias cuasi-místicas y tradiciones de "descubrimiento de las tribus perdidas". Los falashas fueron percibidos como poseedores de una identidad judía firme, a pesar de que sus prácticas religiosas fueron vistas como anacrónicas e inocentes -pero auténticas- debido a su prolongada desvinculación de las corrientes centrales (principalmente europeas) del judaísmo rabínico, o del judaísmo de la Mishnah y el Talmud.
A todo esto se le suma la concepción de las necesidades instrumentales-demográficas tanto en el marco interjudío en Israel como en el marco judeo-árabe/palestino. El traslado de los falashas a Israel, principalmente para los lobbies judeo-norteamericanos que presionaron a favor de su concreción, constituye una suerte de demostración eterna en contra del argumento de que el judaísmo es una raza y, alternativamente, que el sionismo es racismo.
Desde el siglo XIV se conoce el establecimiento de comunidades en el norte de Etiopía (en la zona del Nilo Azul, principalmente Gundar y Tigra) que se atribuyen la pertenencia al pueblo judío desde el punto de vista étnico y religioso, mantienen textos judíos sagrados (como el "Orit", la traducción de la Biblia al idioma ge'ez) y practican una parte importante y central de los preceptos de la religión judía pre-rabínica (como el respeto del sábado, la circuncisión y las normas de purificación). También para el ambiente cristiano-etíope son identificados como judíos, para bien y para mal. Hasta el siglo XIV su principal ocupación era la agricultura, pero a medida que las comunidades no cristianas en Etiopía fueron expulsadas a los márgenes del sistema político-económico, perdieron su derecho a la posesión de la tierra y se vieron obligadas a practicar ocupaciones consideradas despreciables e impuras, como la herrería, la alfarería y el tejido.
Los falashas tuvieron una suerte de autogobierno centralista, y erigieron una dinastía real, pero ambas instituciones dejaron de existir tras la derrota a manos de los cristianos-ortodoxos. Desde principios del siglo XX hasta mediados de los años treinta del mismo se produjo un acercamiento al llamado judaísmo normativo, el cual incluía la adopción del cuerpo religioso que va desde la Biblia oral hasta los componentes del judaísmo rabínico. Yaacov Pitlovitch, que llegó a Etiopía en 1904, está considerado el "inventor" de los judíos etíopes y quien los introdujo en la historia judía y transmitió su existencia para el conocimiento del mundo judío. Pitlovitch también le transmitió a los falashas conocimiento sobre rezos en hebreo, estableció el prendido de velas el sábado y el uso de la estrella de David como símbolo. En los años cincuenta se inauguró en Etiopía un seminario de maestros del Departamento de Educación Religiosa de la Agencia Judía, y muchos de sus egresados emigraron o por lo menos visitaron Israel. A mediados de los años setenta se estableció en la zona de Gundar una serie de colegios pertenecientes a la red Ort, en los que estudiaron centenares de jóvenes.
Junto con el acercamiento a las corrientes centrales del judaísmo, y durante el contacto con emisarios de otras comunidades judías del mundo, los falashas renunciaron casi por completo a los rasgos religiosos comunes con sus vecinos cristianos (como la abstinencia, los sacrificios rituales y la esclavitud). A lo largo de toda su historia conocida hubo coincidencias parciales, conversiones en ambas direcciones y matrimonios mixtos con las comunidades cristianas en cuyo seno vivieron, y nunca hubo una separación y límites sociales unívocos entre las comunidades religiosas en Etiopía. Algunos se definían tanto judíos como cristianos, o como judíos que también fueron bautizados al cristianismo (los "falashmura", como se los conoce en Israel). El idioma ge'ez, el etíope antiguo, era común a textos religiosos cristianos y judíos.
DEJA SALIR A MI PUEBLO
En 1974 un grupo socialista-marxista encabezado por Mengisto Haile Mariam tomó el poder en Etiopía, que pasó a tener una orientación prosoviética. El nuevo líder eliminó el carácter religioso del estado etíope y brindó derechos civiles iguales a todos los ciudadanos, sin distinción de religión u origen étnico. Jóvenes falashas accedieron por primera vez a la educación moderna e incluso a puestos centrales en el gobierno. Por otro lado, el trato hacia los grupos religiosos y étnicos, que pasaron a ser sospechosos de separatismo, fue muy enemistoso. En este contexto fueron suspendidas la actividad de la red de colegios Ort, las relaciones con Israel, con enviados de la Agencia Judía y de otras organizaciones judías. La situación socio-política y económica empeoró en forma significativa, así como las condiciones de vida de los falashas, cuya existencia como entidad etno-religiosa se vio amenazada. En tales circunstancias comenzaron a oírse las demandas de los propios falashas y de organizaciones judías de Israel y del mundo en pos de su emigración de Etiopía. Muchos jóvenes falashas fueron enrolados al ejército y a las ligas agrarias. La revolución desmembró en buena medida partes de la sociedad y la familia falasha tradicional.
En 1984-85 las guerras civiles, el reclutamiento obligatorio de decenas de miles de jóvenes, la sequía y el hambre dañaron el tejido social y la economía de todo Etiopía, y centenares de miles de etíopes empezaron a huir hacia Sudán, principalmente de las zonas de combates entre las fuerzas gubernamentales y las distintas fuerzas guerrilleras. Entre los falashas el traslado a Sudán empezó en 1977, y hasta 1980 entre el medio millón de refugiados etíopes en Sudán había alrededor de 3 mil falashas. En 1982 este abandono de los falashas se convirtió en emigración masiva, como resultado de la sequía y la intensificación de los combates en la zona de Gundar. La decisión de abandonar Etiopía fue tomada a nivel colectivo en la aldea, y comunidades enteras almacenaron alimentos y planificaron la huida. Hasta 1984 pasaron a Sudán cerca de 10 mil falashas, y otros 4 mil murieron por las epidemias y las adversidades del camino, luego de marchas a pie de centenares de kilómetros.
Hoy en día los judíos etíopes sienten que la historia heroica de su llegada a Israel no fue incorporada satisfactoriamente al panteón del heroísmo sionista-israelí, y que su marginalidad en la sociedad israelí se expresa también en la memoria colectiva general.
La permanencia en los campamentos de Sudán produjo una mayor desintegración de la comunidad, la familia y la auto-identidad del individuo. Los muertos no pudieron ser enterrados de acuerdo a la tradición y las mujeres jóvenes no podían casarse de acuerdo a lo aceptado, y estaban expuestas a casos de violación y abusos. Como consecuencia de ello surgieron en los campamentos nuevas formas de enlace, que se conocieron como "casamiento de Sudán", cuyo status legal no era claro, ni de acuerdo a la costumbre falasha ni de acuerdo a la Halajá (ley judía). Los refugiados en Sudán en su mayoría se vieron obligados a ocultar su identidad falasha, y a presentarse como cristianos o incluso musulmanes. Familias fueron desmembradas y parejas separadas sin posibilidad de comunicación entre sus miembros. Hombres y mujeres se casaron por segunda vez, descubriendo luego que su primera pareja permaneció con vida. Para los judíos etíopes en Israel esta época es paralela a la época del Holocausto para el judaísmo normativo.
La Operación Moshé comenzó a fines de noviembre de 1984 y durante dos meses se desarrolló en un alto grado de clandestinidad. La salida de los refugiados falashas de Sudán se realizó gracias a la presión norteamericana sobre el gobierno sudanés, pero fue suspendida en enero de 1985 antes de que culminara, aparentemente luego de que noticias sobre la operación fueron publicadas en la prensa israelí y mundial, contrariamente a los condicionamientos del gobierno de Sudán. Unos 1.000 falashas quedaron en Sudán, pero fueron rescatados rápidamente por los norteamericanos, y llegaron a Israel. Entre 1985 y 1989 otros 2 mil falashas, principalmente de la franja de Gundar, salieron legalmente de Etiopía por el aeropuerto de Adis Abeba.
En noviembre de 1989, tras un nuevo empeoramiento de la situación económica y de seguridad, el gobierno de Etiopía decidió reanudar las relaciones con Israel (con la esperanza de que éste lo ayude a recibir apoyo norteamericano). Este paso precipitó el traslado de los falashas de sus aldeas a la capital Adis Abeba, donde debían recibir permisos de salida y ser transportados a Israel. Las condiciones de vivienda, alimentación e higiene en los suburbios pobres de Adis Abeba eran lamentables. Muchos falashas se contagiaron de enfermedades infecciosas y virósicas. Finalmente, mientras las fuerzas rebeldes llegaban a la capital y el régimen se desmoronaba, en mayo de 1991 fueron traídos a Israel, en un puente aéreo que duró alrededor de 35 horas, más de 14 mil falashas, que constituían casi el total de la comunidad.
Quedaron en Etiopía un número desconocido de falashas cristianos (los falashmura), una parte considerable de ellos familiares de etíopes en Israel. Los etíopes israelíes, por su parte, desarrollan una lucha de bajo perfil, y principalmente sobre la base individual de la reunificación de familias, para permitir la llegada a Israel de los falashmura.
NEGROS EN ISRAEL
En Israel, por cierto, los falashas consiguieron, con la ayuda del sistema político, los medios de comunicación y la burocracia dedicada a la "absorción" de inmigrantes, construir una identidad, una imagen y hasta un nombre ("Beita Israel") que están relacionados directamente con el judaísmo e Israel, pero debido al color oscuro de su piel no hay escapatoria a su clasificación social como "negros". En el contexto etíope los falashas eran considerados de tez clara ralativamente y catalogados como "rojos", el color preferido en la cultura etíope.
En la "jerarquía de colores" israelí los etíopes se encontraron desplazados al extremo considerado el más inferior (por sobre ellos están los judíos orientales, los yemenitas, los hindúes e incluso los árabes). Así, los etíopes son desplazados como resultado de la combinación entre tres propiedades; la influencia de cada una de ellas por separado es capaz de determinar la ubicación en una posición inferior y marginal en la sociedad israelí, ni que hablar de las tres juntas:
· el color de la piel,
· la duda sobre el origen judío (que constituye el común denominador más sólido en la sociedad judía en Israel)
· y el capital humano pobre.
De acuerdo a una investigación que medía distancias sociales, realizada en el norte del país, se encontró que sólo un 40% de los habitantes judíos de Israel declaró abiertamente que no se opondrán a que sus hijos se casen con una pareja etíope. Por los datos conocidos de otras sociedades, este porcentaje es aun mucho más bajo cuando se trata de la situación concreta. De manera que no podemos pronosticar para las próximas generaciones una cantidad de matrimonios mixtos suficientes para borrar los límites primordiales en Israel.
(Fuente: Jornal Haaretz, Mussaf Haaretz, 11.05.2001)
§ En Israel viven hoy 76.500 judíos etíopes de los cuales 14.310 llegaron en la Operación Salomón.
§ 12% viven en Natania
11.4% viven en Kiriat Malaji
10% viven en Ashdod
9% viven en Beer Sheva
9% viven en Jedera
8% viven en Ashkelon.
§ La tasa de desempleo entre la población masculina es de 70%, la tasa que aumenta considerablemente con la edad. El sueldo medio de aquellos que están empleados es 2.699.97 shkalim.
§ La tasa de ocupación de las mujeres etíopes baja y no pasa del 30%.
§ 49% de las familias etíopes en Israel viven en casas llenas, dos o más personas por cuarto, mientras que el porcentaje en la población judía general es de 6%.
§ 60% de las familias de judíos etíopes tienen 5 hijos o más.
§ Solo 28% de los padres etíopes pueden leer y escribir hebreo.
§ 40% de las familias no tienen calefacción en las casas.
§ 10% de las familias no tienen heladera.
§ En los internados religiosos se encuentran 748 etíopes venidos en la Operación Salomón mientras que en los no religiosos 568.
§ Datos no oficiales afirman que hoy 2.700 etíopes sirven en el ejército siendo un tercio de ellos mandados a la Policía de frontera (Mishmar Hagvul). De acuerdo con datos de la Tzavá 6% de los soldados etíopes se tornan comandantes, hay 20% de mujeres que sirven en el ejército mientras que el número de hombres llega a 74%.
§ El instituto “Smith” hizo una encuesta por teléfono en mayo del 2000 a 501 entrevistados y estos son los resultados de la encuesta:
58% afirmaron que no conocen personalmente ningun judío etíope
82% afirmaron no tener ningún amigo etíope
29% concuerdaran con la frase “los etíopes son un peso para la economía Israelí”
48% concuerdaran con la frase “los etíopes son un problema social grave”
24% afirmaron no aceptar que los etíopes son “100% judíos”
71% afirmaron que veían como un “problema” el hecho de una hija o nieta suya salir con un etíope.
(Fuente: www.snunitk12.il/seder/ethiopia)
Encuesta hecha en 1999 demuenstra que:
§ Más de 17% de los judíos etíopes entre 12-18 años dejan la escuela.
§ Centenas de niños entre 6-12 años no van periódicamente a la escuela.
§ En 1997 24% de los estudiantes etíopes de 17-18 años dejaron la escuela y no terminaron sus estudios.
§ Solamente 19% de los estudiantes etíopes tienen Teudat Bagrut-diploma de la escuela despues de las pruebas- mientras que en la población general ese índice es de 50%.
§ Solamente 58% de los estudiantes etíopes llegan a la escuela con todo el material escolar necesario mientras que en la población general el indice es 79%.
§ Más del 72% de los niños etíopes vienen de familias que se encuentran en condiciones de pobreza y 70% viven en barrios pobres, en caravanas o en centros de absorción.
§ Entre 1994-1996 fueron fichadas en la policía 980 jóvenes etíopes.
4. EL APOYO A LOS INMIGRANTES – YULI (YAEL) TAMIR
(Fuente: el Cuaderno Cultural, Wizo – Trad. Nancy Rozenchan)
(Yuli Tamir es Ministra de la Absorción y Inmigración de Israel desde 1999. Era profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Tel Aviv y profesora invitada de universidades de diversos países)
La inmigración no es algo fácil. Toda persona fuerte, dispuesta a cualquier modificación que sea, esta conectada a su idioma y a su cultura; el desligamento de ellos puede ser comparado con la pérdida de una entidad cercana.
Israel es un país que absorve la inmigración. Durante años, llegaron a Israel inmigrantes de diversos lugares y cada grupo imprimió su marca en la sociedad israelí. Cada ola imigratoria trajo con ella nuevos hábitos, los idiomas y daba una nueva cara al Estado de Israel que se homogenizaba. Cada una de estas olas también han arrastrado con ella nuevas crisis y grandes dolores, algunos, transitorios, y otros que siguen hasta el día de hoy.
La inmigración de los judíos de Etiopía sensibilizó a todos los ciudadanos del país. Las fotos de aquellos judíos cargando en las espaldas sus pocas pertencias y sus niños frágiles penetraron en los corazones de todos nosotros. El Estado de Israel aguantó la respiración frente a la extraordinária fuerza de voluntad que los judíos de Etiopía demostraron con el fin de llegar al país, frente a las augurias del camino, que más de una vez, se tornaron en tragedias humanas pungentes. Nos pareció que cada uno de nosotros se pararia para hacer algo por aquellos inmigrantes, que cada ciudadano del país contribuiría, y no con poco, para la absorción de ellos en el país. Pareció que la absorción de ellos, apesar de las diferencias y diversidades entre Etiopía e Israel, sería relativamente fácil y suave.
La realidad se mostró diferente. En verdad, muchas personas ayudaron a los inmigrantes y el Estado también contribuyó con su parte y, apesar de todo eso, se averiguó que las diferencias entre la realidad de la cual provenían los inmigrantes y la realidad israelí son grandes e numerosas. Esas diversidades se expresan en muchos ámbitos: fuentes de empleo, jerarquía familiar, posición de las mujeres en la sociedad, etc. A esas se sumó el problema del idioma y del aprendizaje del hebreo, cuyo desconocimiento dificulta la obtención de empleo.
La comunidad etíope enfrenta actualmente dos problemas básicos: habitación y desempleo. Los traillers en que los inmigrantes viven no proporcionan prestigio al país. Mi primer objetivo como Ministra de la Absorción, fue el de eliminar ese tipo de vivienda. Veo en la transferencia para una vivienda estable y fija uno de los principales objetivos de mi función.
Hace dos meses solicité una reunión del gabinete económico, asociado a mí, para la cuestión de los inmigrantes de Etiopía. Obtuve un informe detallado para ser analizado por los ministros, un informe duro, cuyos datos llevan a revelaciones dificiles. Con la ayuda integral del primer ministro y del ministro de las finanzas, presentamos una propuesta deliberativa que incluye la creación de un equipo interministerial, bajo mi dirección, para apresurar el tratamiento de los miembros de esa etnia y obtener los recursos para esto.
También determinaron establecer, en las comunidades fijas, directorios de los barrios que serán financiados por el ministerio de las finanzas en coordinación con el ministerio de la absorción y de la inmigración. En los barrios donde más del 30% de la población es constituida por los inmigrantes que proceden de Etiópia, será instituida una ley de educación gratuita para los niños de tres y cuatro años y aumentar el horario de la escuela.
La prioridad de la ayuda a los miembros de la etnia y de las actividades adicionales, que moderarán las tensiones sociales entre los viejos habitantes e inmigrantes, son una prueba de honor para la sociedad israelí y el éxito será el éxito de todos nosotros.
De la misma manera, más allá de las actividades de ayuda a la comunidad, veo necesidad de registrar para la posterioridad el sufrimiento y el dolor que esta etnia sufrió en su llegada a Israel. La valentía y el precio alto merecen ser colocados en un monumento a la altura de eso, de que sea también un punto de reunión anual de los que desean asociarse a la memoria de los seres queridos. Prometo a la comunidad que será encontrada una solución adecuada y honrosa para la cuestión del monumento. Nosotros, conjuntamente con las cabezas y los líderes de la etnia, iniciamos la búsqueda de un lugar adecuado para su construcción y nos imaginamos llegar brevemente a una decisión, que tomará con cuidado del deseo de respetar la memoria de los que se fuerón y también los que viven en Israel.
Somos concientes que todavía existen muchos que desean inmigrar a Israel, que se encuentran en campamentos transitorios en Adis y Gunda, en condiciones intolerables. Solicité al ministro del interior, Sr. Natan Sharansky, que envíe inmediatamente un equipo a Etiopía para decidir quién tiene derecho o no de inmigrar a Israel. Nos es prohibido, como país, cultivar ilusiones entre esos que de todas manera no podrán inmigrar y, por otra parte, los que tienen ese derecho deben llegar cuanto antes posible.
Sé que el proceso de la absorción es doloroso y no es fácil, no obstante creo que los miembros de la etnia pueden y son capaces de integrarse con gran éxito en la sociedad israelí. Cuando veo los jóvenes etíopes entrando al ejército de Israel y estudiando en las universidades, sé que en la comunidad etíope brotó una nueva generación de gente maravillosa de quien el estado de Israel debe estar orgulloso. Estos jóvenes son la prueba de que con la inversión correcta y sensibilidad es posible sobreponerse a todas las dificultades, llegar a la posición ideal y máxima integración. Sé que el gobierno de Israel considera la absorción y la integración de los inmigrantes del Etiopía un objetivo central e importante. El ministerio de absorción y yo, como la persona que está a su frente, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr los objetivos que nos hemos propuesto para el año 2000.
Espero y creo que yo y el equipo del ministerio podamos, en todos los momentos, ser un hombro de ayuda, un brazo y una mano extendida para los inmigrantes.
5. LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS JUDÍOS ETÍOPES EN ISRAEL
(Fuente: La asociación de Israel por los judíos etíopes (IAEJ) http://www.us-/
israel.org/jsource/Judaism/ejdesc/html. 08.01.02)
El Estado Económico y Social
La mayoría de la comunidad etíope vive abajo de la línea de la pobreza definida por el gobierno de Israel. La gente no pasa hambre, aunque los niños etíopes llegan a la escuela sin desayunar a la mañana y en las escuelas que ofrecen el almuerzo, los niños están contentos por recibir cualquier simple almuerzo que se les de.
Muchas de las familias con los niños pequeños son dirigidas por hombres desempleados, en sus 50 o 60 años (la edad avanzada de los padres se atribuye a la práctica común de los hombres que se casan con mujeres de 20-30 años menores que ellos). Agregando el alto índice de las madres solteras (que tampoco pueden trabajar), llegamos al hecho de que ese porcentaje alto de las familias de los etíopes se dirigen por una persona que no es independiente financieramente. Mismo los que trabajan, tienen dificultad para sostener a sus familias con su salario mínimo de $650-$900 por mes.
Las generaciones más viejas pasan la mayor parte se su tiempo viajando por el país, entre las uniones y los entierros, en la tentativa de guardar los costumbres sociales y familiares de Etiópia. (una familia etíope tradicional consiste en 500-1200 miembros y se deben conocer todos en la familia). Un miembro de la vieja generación el cual vivió su vida adulta en Etiopía es juzgado por sus parientes no por lo duro que trabaja o por sus ambiciones sino por la atención y seriedad para con sus obligaciones sociales. Los factores culturales también influencian en la prioridad que se da a los distintos elementos en la educación de los niños, eso es pasado a las manos y al tratamiento del gobierno. Mismo el deseo de intervenir en la educación de sus hijos, su capacidad limitada del hebreo como el de leer y escribir en su lengua apropiada los limita.
Numerosas familias viven en barrios pobres en concentraciones etíopes. Esta situación es resultado de diferentes programas gubernamentales que tenían como objetivo sacar a los etíopes de los traillers donde vivían. Esos programas especificaron que los mismos podían adquirir departamentos en el centro del país pero apenas cedieron financiamento para comprar en los barrios pobres. El peor aspecto de esta situación sobre la cual escuchamos cada vez mas es la de niños que andan por las calles, shoppings y casas lotéricas hasta altas horas de la noche. Ellos faltan a clases para eso o simplemente van después de las clases. Estos niños empiezan a robar. Los padres no tienen mucho control sobre eso porque tienen muchos hijos, departamentos pequeños y la sensación de que ya no saben más como disciplinar a sus hijos, principalmente porque sus hijos saben muy poco el idioma etíope, amárico y hablan el hebreo de la calle.
La delincuencia juvenil crece entre los niños chicos de 8-9 años. Un programa hecho en Beer Sheva intenta ayudar niños de la escuela primaria y secundaria que se quedan en los shoppings hasta tarde, faltan a clases de manera casi regular y están envueltos con robos chicos. Los informes de este programa demuestran que esta realidad envuelve 300 niños menores de 14 años solamente en Beer Sheva. Existen otros grupos criminales etíopes en otras ciudades donde existen una concentración de inmigrantes como Rehovot, Rishon Letzion, Netania, Beer Sheva, Jadera, etc., así como en Tel Aviv. En los barrios con grandes concentración de inmigrantes etíopes, criminales isralíes reclutan jóvenes etíopes para actividades criminales y venta de drogas.
Educación
La educación es la única manera de mejorar la situación económica y social de los etíopes judíos. Estudiantes etíopes se encuentran con innumerables obstáculos en el sistema educativo israelí y como resultado vemos el aumento del número de etíopes que abandonan los estudios de la escuela. Esto continúa el ciclo de la pobreza.
La gran mayoría de los etíopes niños no frecuentan ningún jardín de infantes preescolar o hasta la edad de 4 años, la mayoría por problemas económico. La mayoría de las madres no trabajan y no pueden pagar, ya que sostener un hijo en un programa como este cuesta por mes alredor de $350 y si hay dos chicos menores de 4 años el costo llega a ser igual al sueldo mensual familiar. Además de que no pueden mandar sus hijos a el preescolar, las familias no saben enseñar a sus hijos aquello que deberían aprender en el preescolar. Cerca de 1.500 de las 6.000 familias con niños de edad pre-escolar reciben una orientación semanal sobre como pueden estimular sus chicos intelectualmente y verbalmente pero está lejos de ser suficiente. Los estudiosos afirman que la edad de 0-4 años es crucial en temas de aprendizaje, principalmente cuando se tratan de chicos provenientes de familias analfabetas y que no dominan el hebreo.
En las escuelas primarias, la historia sigue siendo la misma. Los chicos siguen concentrados en escuelas de bajo nivel con 20%-35% de alumnos etíopes. El restante de los alumnos son provenientes del Norte de África y de inmigrantes de Europa Oriental. El mayor problema es la alfabetización. Basado en tests, una gran porcentaje de chicos no aprenden a leer y por eso el alto índice de abandono de los estudios. Este año, un programa especial y experimental de alfabetización fue desarollado por el Centro de Estudios Diferencial de Tel Aviv, usando un método que divide el proceso de aprendizaje de la lectura en partes. El secreto del método es el foco y el test hecho con cada chico individualmente con el claro objetivo de crear la responsabilidad que todo niño tiene que aprender a leer. Esta dando bien, de manera milagrosa. Apenas uno entre veinte estudiantes de la secundaria aprendieron a leer antes del inicio del programa. En pocos meses, todos los estudiantes del programa aprendieron a leer fluentemente.
Los mismos problemas existen en otras dos materias: matemáticas e inglés. La mayoría de los niños no reciben la atención que necesitan. Como demuestra un estudio hecho por la JDC Brookdale, las 9 escuelas con alta concentración de etíopes podemos ver una gran diferencia entre las notas de los etíopes y de los israelíes nativos en todas las disciplinas importantes. En otro estudio reciente en 6 escuelas, 50% de los niños de la Operación Salomón y 48% de las niños cuyas faimilias llegaron hace 12 años en la Operación Moisés o antes (quiere decir, probablemente nacieron en Israel) son considerados por los profesores como abajo del nivel de la clase en comprensión de textos. Comparando, 23% de los israelíes nativos, niños no etíopes son así considerados por sus profesores. En matemáticas, 56% de los niños de la Operación Salomón y 51% de la Operación Moisés son considerados como abajo del nivel de la clase, al revés de los 21% de los niños israelíes nativos.
Otro grave problema es que los profesores subestiman los estudiantes. Una nota del diario israelí “Haaretz” demuestra un estudio hecho por el JDC Brookdale en algunas escuelas profesores acostumbran subestimar las notas que los niños etíopes recebieron en la prueba en 20 puntos percentuales. La real nota de los alumnos etíopes es apenas 10% abajo de la del resto de los niños mientras que la estimaba de los profesores es de que será de 30%. Este es un indicador de la manera como el sistema ve los etíopes, constantemente subestimando sus capacidades.
La falta de material escolar incluyendo libros persiste. Los maestros afirman que apenas 58% de los nuevos inmigrantes etíopes llegan a la escuela con el material necesario todos los días. Los niños de la Operación Moisés los cuales ya no reciben subsidio para la compra del material escolar 54% llegan preparados a la escuela.
Peor todavía son las estadísticas en relación a los deberes de casa. Los maestros afirman que
solo 41% de los niños etíopes preparan los deberes de casa regularmente mientras que 71% de los isralíes nativos lo hacen. Muchas son las razones para el fenómeno entre ellos podemos citar la escasez del material escolar, malas condiciones de vivienda, falta de conocimientos básicos.
Parte del problema de la educación primaria viene del hecho de que cerca de 80% de los niños menores se encuentran en escuelas religiosas que son menores y menos fuertes que las otras (principalmente en las áreas donde los etíopes viven). De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Educación eso ocurre porque las escuelas no religiosas no quieren alumnos etíopes, hacen pocos esfuerzos para reclutarlos y hasta mismo dificultan su ingreso en sus escuelas. Una educación religiosa e importante para los padres pero el problema es que se tratan de escuelas más débiles y con grande concentración de etíopes.
Estos problemas siguen en la educación secundaria donde la segregación es todavía más marcada por el hecho de que dos o tres escuelas religiosas con gran concentración de etíopes entran en una única escuela secundaria. Con la división entre alumnos “rápidos” y “lentos” (basada en general en matemáticas, ciencias e inglés), los etíopes entran en general en las salas más lentas. Por más que el hecho de poder ser justificado, un curso intensivo en el verano de tres meses de inglés o matemáticas puede fácilmente ayudar a aumentar su nivel en estas materias. Ese tipo de curso se realiza pero en pequeña escala.
La mayoría de los jóvenes etíopes estudian en sistema de internado. Por más que ese sistema tiene un lugar valorado en la educación de centenas de inmigrantes, el nivel de estos internados es bajo. La mayoría de los internados ofrecen apenas entrenamiento vocacional y la mayoría de los alumnos provienen de un lugar de desventaje. Además, los jóvenes que ahí estudian quedan separados de sus familias, cuestionando así las responsabilidades tradicionales de la familias de disciplinar y educar los hijos, transmitiendo al internado. Cuando IAEJ (The Israel Association for Ethiopian Jews) empezó su campaña educacional, 90% de los estudiantes etíopes estudaban en ese tipo de escuelas. Ese número bajo para 70% y ese porcentaje sigue diminuyendo.
Además de eso, algunos internados incluyeron clases de “bagrut”. Siendo así un mayor número de etíopes terminan sus estudios con certificado de “bagrut” lo cual es la llave para los estudios académicos en las universidades. Por más de esas mejorías, los internados todavía son un problema.
El porcentaje de etíopes que reciben certificado de “bagrut” es bajísima. Cuando se empezó el programa educacional saltó de 3% a 12%. El Ministerio de Educación habla de 22%. Ese índice no lleva en consideración el abandono escolar que está en la marca de los 45% o más. El porcentaje del resto de la población es 43%.
Actualmente hay 700 estudiantes, tanto antes cuanto después del ejército, participando de los programas preparatorios que permiten a los estudiantes recibir certificado equivalente al de la “bagrut”. El problema básico es que mismo después del curso preparatorio la mayoría de los estudiantes todavía tienen nota tan baja en diferentes cursos como inglés que no pueden entrar ni en la Universidad ni tampoco recibir tal certificado. Hoy hay 400 jóvenes etíopes en Colleges y Universidades. La mayoría estudia profesiones como trabajo social, educación, algunos en Derecho, dos estudiantes de medicina, algunos ingenieros y cerca de 50 hombres y mujeres estudiando enfermería.
El abandono escolar es un problema serio dentre los etíopes. Las estadísticas presentadas en el diario israelí “Haaretz” del día 17 de junio de 1997 estiman entre 1.800 y 2.000 de jóvenes etíopes que abandonaron la escuela. Ese número representa 15% de la población de estudiantes. En algunas comunidades en el científico apenas estudien uno o dos chicos etíopes mientras que 15-16 chicas, lo que demuestra que el abandono escolar pasa con mayor intensidad dentro el sexo masculino.
Conclusión
Apesar del entusiasmo frente la heroica llegada de los judíos etíopes, la situación permanece dificil y demanda nuestra atención para asegurar que la absorción etíope sea un suceso. El foco debe estar en la educación que puede actuar en la prevención de problemas que apenas se formaron en el futuro. Esta es la hora de abrir oportunidades y mejorar esta situación antes que perdamos el control de ella.
LOS INMIGRANTES ETIOPES
Los nuevos israelíes
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Por SERGIO ROTBART
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La inmigración de la ex Unión Soviética en la década del '90 ha marcado un nuevo viraje en la historia de la constitución de Israel como sociedad. Su relación conflictiva con el entorno que le dio un cobijo a veces hostil se explica tanto por la propia vivencia colectiva anterior, como por el contexto en el que le tocó llegar a estas playas, a sus ojos orientales y bastante primitivas. Primera de una serie sobre "Los nuevos israelíes".
Los inmigrantes que llegaron de Etiopía a Israel, conocidos como "falashas" o "Beita Israel", constituyen casi la imagen especular opuesta a los inmigrantes que llegaron de la Unión Soviética y de la Confederación de Estados Independientes desde el punto de vista de sus rasgos sociales característicos y su ubicación en el sistema social. Se trata de un grupo relativamente pequeño, compuesto por alrededor de 60 mil miembros solamente, pero muy sobresaliente por las diferencias primordiales entre él y el resto de la población y por sus bajas habilidades laborales y el escaso capital humano (desde el punto de vista de las exigencias del mercado laboral israelí) que trajo consigo.
Los etíopes fueron traídos a Israel en dos "operaciones" dramáticas y "secretas": la Operación Moshé y la Operación Shlomó. Pero anteriormente a la Operación Moshé llegaron en forma esporádica y no organizada, principalmente a partir de 1977, alrededor de 6 mil inmigrantes etíopes. Hasta entonces inmigraron a Israel desde los años cincuenta cerca de 300 personas solamente. En el marco de la Operación Moshé (1984-85) fueron traídos vía Sudán alrededor de 7 mil personas, y entre ambas operaciones llegaron a Israel cerca de otros 11 mil. En el marco de la Operación Shlomó (en mayo de 1991, ante el final de la guerra civil en Etiopía) fueron traídos 14.300 inmigrantes etíopes, y hasta el final de 1996 se agregaron otros 10 mil. A estas cifras hay que agregarles cerca de otros 12 mil que nacieron en Israel durante el transcurso del tiempo.
El ingreso al estado de Israel de estos nuevos israelíes, denominados hoy en día "judíos etíopes", con piel de color negro, constituye una renovación y otro paso en el proceso de pluralización de la sociedad israelí. Su aparición como categoría social (no como individuos solamente) convierte a Israel en una sociedad aun más multifacética desde el punto de vista étnico y nacional, e introduce una nueva variable social, junto con un límite social de nuevo tipo -que es casi infranqueable-: el límite de la raza. El reconocimiento de los falashas como judíos no fue sobreentendido y, a pesar de dos sentencias halájicas fundamentales que reconocen su judaísmo, fueron obligados a pasar la ceremonia de la conversión, y en materia de matrimonio están supeditados a las sentencias de rabinos ortodoxos reconocidos como "expertos" y autorizados a sentenciar en esos asuntos, mientras que las autoridades religiosas de los etíopes (llamadas keisim) no son reconocidas para celebrar matrimonios, divorcios y entierros.
Según la Ley del Retorno los falashas fueron definidos como judíos (según una comisión interministerial de 1975), pero el judaísmo de cada individuo está puesto en duda "porque de acuerdo al rabinato existen dudas acerca de la mezcla de una minoría de extranjeros en esta tribu judía". En un principio se les exigió a los inmigrantes etíopes la conversión estricta. Parte de los que llegaron en la primera ola aceptaron todas las condiciones severas del rabinato israelí, principalmente por miedo a que la oposición de su parte atrasara la reunificación de familias (gran parte de ellos dejaron familiares en Etiopía: esposos, esposas, hijos, padres y madres). Otros (provenientes de la zona de Gundar) se opusieron a la compulsión religiosa y consideraron la exigencia de la conversión como una muestra de humillación y racismo. Esta actitud llevó a los inmigrantes etíopes a una situación de conflicto directo con el rabinato de Israel, la protesta pública y una huelga que duró más de un mes (en octubre de 1985), más un estallido más grande en enero de 1996. Ante la estridente protesta de 1985 el rabinato se vio obligado a retroceder, aunque sea mínimamente, y decidió reconocer la circuncisión etíope, mientras que se acordó autorizar a un notario matrimonial nacional para que revise individualmente cada caso de registro matrimonial entre los etíopes. En 1988 fue designado David Shalosh, conocido como una autoridad y por sus ideas liberales, en el cargo de notario, pero los etíopes no vieron este paso como una solución unívoca a su condición y su identidad como judíos, compañeros de ruta con igualdad de derechos y calidad de vida en la sociedad israelí.
EL CONTEXTO HISTORICO
Seguramente el historiador británico Eric Hobsbawm sostendría que el de los falashas es un caso típico de lo que él llamó "invención de la tradición" y de la identidad. Si bien esa invención está basada en núcleos existentes, ella expresa el encuentro entre unidades étnicas y religiosas en Etiopía y los intereses y las ideologías de grupos veteranos en la sociedad israelí. El grupo social que presionó en favor del reconocimiento del judaísmo (condicionado) de "Beita Israel", y de la vigencia de la Ley del Retorno en su caso, estuvo compuesto por activistas y rabinos de la ortodoxia y del movimiento religioso nacional, aunque paradójicamente también su discriminación basada en las "dudas en cuanto a su judaísmo" provino del establishment rabínico. Siempre hubo en el judaísmo, parcialmente vinculadas con movimientos escatológicos, tendencias cuasi-místicas y tradiciones de "descubrimiento de las tribus perdidas". Los falashas fueron percibidos como poseedores de una identidad judía firme, a pesar de que sus prácticas religiosas fueron vistas como anacrónicas e inocentes -pero auténticas- debido a su prolongada desvinculación de las corrientes centrales (principalmente europeas) del judaísmo rabínico, o del judaísmo de la Mishnah y el Talmud.
A todo esto se le suma la concepción de las necesidades instrumentales-demográficas tanto en el marco interjudío en Israel como en el marco judeo-árabe/palestino. El traslado de los falashas a Israel, principalmente para los lobbies judeo-norteamericanos que presionaron a favor de su concreción, constituye una suerte de demostración eterna en contra del argumento de que el judaísmo es una raza y, alternativamente, que el sionismo es racismo.
Desde el siglo XIV se conoce el establecimiento de comunidades en el norte de Etiopía (en la zona del Nilo Azul, principalmente Gundar y Tigra) que se atribuyen la pertenencia al pueblo judío desde el punto de vista étnico y religioso, mantienen textos judíos sagrados (como el "Orit", la traducción de la Biblia al idioma ge'ez) y practican una parte importante y central de los preceptos de la religión judía pre-rabínica (como el respeto del sábado, la circuncisión y las normas de purificación). También para el ambiente cristiano-etíope son identificados como judíos, para bien y para mal. Hasta el siglo XIV su principal ocupación era la agricultura, pero a medida que las comunidades no cristianas en Etiopía fueron expulsadas a los márgenes del sistema político-económico, perdieron su derecho a la posesión de la tierra y se vieron obligadas a practicar ocupaciones consideradas despreciables e impuras, como la herrería, la alfarería y el tejido.
Los falashas tuvieron una suerte de autogobierno centralista, y erigieron una dinastía real, pero ambas instituciones dejaron de existir tras la derrota a manos de los cristianos-ortodoxos. Desde principios del siglo XX hasta mediados de los años treinta del mismo se produjo un acercamiento al llamado judaísmo normativo, el cual incluía la adopción del cuerpo religioso que va desde la Biblia oral hasta los componentes del judaísmo rabínico. Yaacov Pitlovitch, que llegó a Etiopía en 1904, está considerado el "inventor" de los judíos etíopes y quien los introdujo en la historia judía y transmitió su existencia para el conocimiento del mundo judío. Pitlovitch también le transmitió a los falashas conocimiento sobre rezos en hebreo, estableció el prendido de velas el sábado y el uso de la estrella de David como símbolo. En los años cincuenta se inauguró en Etiopía un seminario de maestros del Departamento de Educación Religiosa de la Agencia Judía, y muchos de sus egresados emigraron o por lo menos visitaron Israel. A mediados de los años setenta se estableció en la zona de Gundar una serie de colegios pertenecientes a la red Ort, en los que estudiaron centenares de jóvenes.
Junto con el acercamiento a las corrientes centrales del judaísmo, y durante el contacto con emisarios de otras comunidades judías del mundo, los falashas renunciaron casi por completo a los rasgos religiosos comunes con sus vecinos cristianos (como la abstinencia, los sacrificios rituales y la esclavitud). A lo largo de toda su historia conocida hubo coincidencias parciales, conversiones en ambas direcciones y matrimonios mixtos con las comunidades cristianas en cuyo seno vivieron, y nunca hubo una separación y límites sociales unívocos entre las comunidades religiosas en Etiopía. Algunos se definían tanto judíos como cristianos, o como judíos que también fueron bautizados al cristianismo (los "falashmura", como se los conoce en Israel). El idioma ge'ez, el etíope antiguo, era común a textos religiosos cristianos y judíos.
DEJA SALIR A MI PUEBLO
En 1974 un grupo socialista-marxista encabezado por Mengisto Haile Mariam tomó el poder en Etiopía, que pasó a tener una orientación prosoviética. El nuevo líder eliminó el carácter religioso del estado etíope y brindó derechos civiles iguales a todos los ciudadanos, sin distinción de religión u origen étnico. Jóvenes falashas accedieron por primera vez a la educación moderna e incluso a puestos centrales en el gobierno. Por otro lado, el trato hacia los grupos religiosos y étnicos, que pasaron a ser sospechosos de separatismo, fue muy enemistoso. En este contexto fueron suspendidas la actividad de la red de colegios Ort, las relaciones con Israel, con enviados de la Agencia Judía y de otras organizaciones judías. La situación socio-política y económica empeoró en forma significativa, así como las condiciones de vida de los falashas, cuya existencia como entidad etno-religiosa se vio amenazada. En tales circunstancias comenzaron a oírse las demandas de los propios falashas y de organizaciones judías de Israel y del mundo en pos de su emigración de Etiopía. Muchos jóvenes falashas fueron enrolados al ejército y a las ligas agrarias. La revolución desmembró en buena medida partes de la sociedad y la familia falasha tradicional.
En 1984-85 las guerras civiles, el reclutamiento obligatorio de decenas de miles de jóvenes, la sequía y el hambre dañaron el tejido social y la economía de todo Etiopía, y centenares de miles de etíopes empezaron a huir hacia Sudán, principalmente de las zonas de combates entre las fuerzas gubernamentales y las distintas fuerzas guerrilleras. Entre los falashas el traslado a Sudán empezó en 1977, y hasta 1980 entre el medio millón de refugiados etíopes en Sudán había alrededor de 3 mil falashas. En 1982 este abandono de los falashas se convirtió en emigración masiva, como resultado de la sequía y la intensificación de los combates en la zona de Gundar. La decisión de abandonar Etiopía fue tomada a nivel colectivo en la aldea, y comunidades enteras almacenaron alimentos y planificaron la huida. Hasta 1984 pasaron a Sudán cerca de 10 mil falashas, y otros 4 mil murieron por las epidemias y las adversidades del camino, luego de marchas a pie de centenares de kilómetros.
Hoy en día los judíos etíopes sienten que la historia heroica de su llegada a Israel no fue incorporada satisfactoriamente al panteón del heroísmo sionista-israelí, y que su marginalidad en la sociedad israelí se expresa también en la memoria colectiva general.
La permanencia en los campamentos de Sudán produjo una mayor desintegración de la comunidad, la familia y la auto-identidad del individuo. Los muertos no pudieron ser enterrados de acuerdo a la tradición y las mujeres jóvenes no podían casarse de acuerdo a lo aceptado, y estaban expuestas a casos de violación y abusos. Como consecuencia de ello surgieron en los campamentos nuevas formas de enlace, que se conocieron como "casamiento de Sudán", cuyo status legal no era claro, ni de acuerdo a la costumbre falasha ni de acuerdo a la Halajá (ley judía). Los refugiados en Sudán en su mayoría se vieron obligados a ocultar su identidad falasha, y a presentarse como cristianos o incluso musulmanes. Familias fueron desmembradas y parejas separadas sin posibilidad de comunicación entre sus miembros. Hombres y mujeres se casaron por segunda vez, descubriendo luego que su primera pareja permaneció con vida. Para los judíos etíopes en Israel esta época es paralela a la época del Holocausto para el judaísmo normativo.
La Operación Moshé comenzó a fines de noviembre de 1984 y durante dos meses se desarrolló en un alto grado de clandestinidad. La salida de los refugiados falashas de Sudán se realizó gracias a la presión norteamericana sobre el gobierno sudanés, pero fue suspendida en enero de 1985 antes de que culminara, aparentemente luego de que noticias sobre la operación fueron publicadas en la prensa israelí y mundial, contrariamente a los condicionamientos del gobierno de Sudán. Unos 1.000 falashas quedaron en Sudán, pero fueron rescatados rápidamente por los norteamericanos, y llegaron a Israel. Entre 1985 y 1989 otros 2 mil falashas, principalmente de la franja de Gundar, salieron legalmente de Etiopía por el aeropuerto de Adis Abeba.
En noviembre de 1989, tras un nuevo empeoramiento de la situación económica y de seguridad, el gobierno de Etiopía decidió reanudar las relaciones con Israel (con la esperanza de que éste lo ayude a recibir apoyo norteamericano). Este paso precipitó el traslado de los falashas de sus aldeas a la capital Adis Abeba, donde debían recibir permisos de salida y ser transportados a Israel. Las condiciones de vivienda, alimentación e higiene en los suburbios pobres de Adis Abeba eran lamentables. Muchos falashas se contagiaron de enfermedades infecciosas y virósicas. Finalmente, mientras las fuerzas rebeldes llegaban a la capital y el régimen se desmoronaba, en mayo de 1991 fueron traídos a Israel, en un puente aéreo que duró alrededor de 35 horas, más de 14 mil falashas, que constituían casi el total de la comunidad.
Quedaron en Etiopía un número desconocido de falashas cristianos (los falashmura), una parte considerable de ellos familiares de etíopes en Israel. Los etíopes israelíes, por su parte, desarrollan una lucha de bajo perfil, y principalmente sobre la base individual de la reunificación de familias, para permitir la llegada a Israel de los falashmura.
NEGROS EN ISRAEL
En Israel, por cierto, los falashas consiguieron, con la ayuda del sistema político, los medios de comunicación y la burocracia dedicada a la "absorción" de inmigrantes, construir una identidad, una imagen y hasta un nombre ("Beita Israel") que están relacionados directamente con el judaísmo e Israel, pero debido al color oscuro de su piel no hay escapatoria a su clasificación social como "negros". En el contexto etíope los falashas eran considerados de tez clara ralativamente y catalogados como "rojos", el color preferido en la cultura etíope.
En la "jerarquía de colores" israelí los etíopes se encontraron desplazados al extremo considerado el más inferior (por sobre ellos están los judíos orientales, los yemenitas, los hindúes e incluso los árabes). Así, los etíopes son desplazados como resultado de la combinación entre tres propiedades; la influencia de cada una de ellas por separado es capaz de determinar la ubicación en una posición inferior y marginal en la sociedad israelí, ni que hablar de las tres juntas:
· el color de la piel,
· la duda sobre el origen judío (que constituye el común denominador más sólido en la sociedad judía en Israel)
· y el capital humano pobre.
De acuerdo a una investigación que medía distancias sociales, realizada en el norte del país, se encontró que sólo un 40% de los habitantes judíos de Israel declaró abiertamente que no se opondrán a que sus hijos se casen con una pareja etíope. Por los datos conocidos de otras sociedades, este porcentaje es aun mucho más bajo cuando se trata de la situación concreta. De manera que no podemos pronosticar para las próximas generaciones una cantidad de matrimonios mixtos suficientes para borrar los límites primordiales en Israel.
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